29-70) un panorama del ambiente de provincia y explica que los esclavos( se infiere que negros) eran una rareza. Sin embargo, sabemos por otra investigadora de la historia afro( Guzmán, 2006) que no era así. Aun siendo una rareza en términos cuantitativos, cabría siquiera una reflexión que permita entender aquella cualidad religiosidad también en términos afrocentrados, máxime si algunos de aquellos tantos practicantes afros desempeñaban roles protagónicos como el“ zambo Marcos Azuela, el maestro caporal de hechiceras, el hechicero fino y el único hombre mencionado entre los acólitos de la salamanca de Brea Pampa”( p. 167). Su segundo libro refiere básicamente los mismos hechos y fuentes, aunque en estilo acertadamente divulgativo. Con todo, los descuidos sobre lo afro se reproducen, por ejemplo, al ensayar la definición de parda. Aquí se confunde con zamba, pues dice ser resultante de“ mestiza de india y negra”( p. 14). El estudio de la violencia del Estado contra los pueblos originarios ha permitido, tras oportuno examen ético de la vanguardia académica, revisitar la historia de la llamada Conquista o Guerra del Desierto desde ángulos solícitos al análisis contrahegemónico. Así vienen produciéndose notables publicaciones que ofrecen una interpretación renovada, ya que denuncian, con documentos irrefutables que en su mayoría permanecían desconocidos, los delitos de lesa humanidad implicados en someter a la población patagónica originaria. Osvaldo Bayer es el investigador más lúcido y prolífico en esta línea. Su Historia de la crueldad argentina: Julio A. Roca y el genocidio de los pueblos originarios( 2010) reúne trabajos de investigadores de excelencia. Sin embargo, llama la atención cómo el cuidado dispensado al tema no es condigno del conocimiento sobre la diversidad no-blanca preexistente a la nación argentina y formadora de ella. Por ejemplo, luego del prólogo se presenta su proyecto de ley( p. 11) para que el monumento porteño a Julio Argentino Roca como prócer sea removido al re-categorizarlo como genocida( Artículo 1). En reemplazo, el artículo 2 propone rebautizar la plazoleta como“ Homenaje a la mujer que pobló a estas tierras”. Se adjunta una extensa y sentida definición que incluye, en primer lugar, los pueblos originarios y, en segundo y último lugar, los inmigrantes. Hasta ahí llega su espectro de diversidad contrahegemónica, su visión del pueblo y del explotado. No es un reproche, sino un señalamiento de cómo la ceguera institucionalizada sobre lo afro cala, sin querer, incluso en el imaginario de las más preclaras mentes, capaces de desmontar nuestra historia y memoria nacional atendiendo a los Olvidados Otros. En sintonía con Bayer, el historiador argentino Marcelo Valko publicó Pedagogía de la desmemoria( 2010), con prólogo de Bayer, que desde el título revela la preocupación de la clase dirigente por enseñar a olvidar. El nombre de la casa editorial, Madres de Plaza de Mayo, resulta un símbolo sugestivo de cuán implicado está el autor al tomar posición dentro de la ciencia a favor del compromiso social. La colección a la cual pertenece el libro— Osvaldo Bayer— confirma la presencia de un verdadero equipo de revisión histórica. Respecto a lo afro-argentino, este feliz emprendimiento hace agua en aspectos diagnósticos. En el prólogo, Bayer confunde la abolición de la esclavitud( en 1853 para las provincias, excepto Buenos Aires, y en 1861 para esta última) con la Ley de Libertad de Vientres de la Asamblea del Año XIII, al entender que el destino esclavo de los indígenas capturados en la Conquista del Desierto significó un retroceso de casi un siglo:“ La esclavitud más
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