Identidad y Pertenencia. Guanajuato Nuestras historias | Page 23
Dentro del proceso de formación a mí me ha
correspondido la tarea de revisar los proyec-
tos seleccionados en su fase inicial. Muchos
de estos proyectos llegan bien armados, pero
necesitan ayuda en saber bien cómo ser con-
tados. Existen otros en los que te das cuenta
que el tema no les interesa en realidad. Cuan-
do detectamos esto último, hemos empujado
a los estudiantes a que cambien y se enfo-
quen mejor en un escenario que en verdad
les importe porque Identidad y Pertenencia
no tiene qué ver con nacionalismos, tiene
que ver con quiénes somos. Por ello disfru-
to tanto esta etapa inicial, porque desde ahí
puedo observar la transformación de todo el
proyecto, de principio a fin.
Recuerdo dos ejemplos que me llamaron mu-
cho la atención. El primero era un equipo de
Celaya que parecía que por indicación acadé-
mica optaron por contar la historia de un hé-
roe histórico local. De inmediato me di cuenta
que su directora no estaba motivada por el
tema. En la revisión del proyecto hablamos
e insistí en que hicieran algo que estuviera
cerca de ellos, algo que les importara investi-
gar. Después de entrevistar a la directora, de
preguntarle dónde vivía, cómo era su familia,
qué cosas le daban curiosidad, terminó men-
cionando una Casa Hogar de Niñas de la cual
ella era vecina. Un lugar que sabía que exis-
tía pero con el que nunca se había vinculado.
Entonces cambiaron la historia del personaje
histórico a esta Casa Hogar, la frustración ini-
cial de empezar de nuevo las llevó a involu-
crarse en algo que realmente les importó. Lo
increíble fue que al final terminaron ganando
el concurso. Al adentrarse ahí no sólo se rea-
lizó un ejercicio documental, sino que se vivió
un verdadero proceso de pertenencia con el
entorno. Esto fue una lección para mí como
cineasta también.
da cuando me la presentaron pues parecía
prácticamente un manual de cómo elaborar
carbón. El equipo de nuevo estaba cumplien-
do con algo que habían detectado como un
tema “interesante” para Identidad y Perte-
nencia: que un método artesanal no se per-
diera. Pero no había mucho más.
Cuando platicamos sobre el proyecto y les
pregunté cómo habían llegado a esta fa-
milia, que visiblemente eran muy humildes,
me llamó la atención que me respondieran
que una compañera de su universidad era
hija de estos carboneros y ella era el acce-
so para hacer el documental. Me enseñaron
entonces una entrevista con esta compañera
y ahí nos dimos cuenta que el personaje del
documental no eran los carboneros sino esta
joven que a pesar de su origen campesino
estaba estudiando una licenciatura en inge-
niería en esta universidad privada, ¿cómo era
posible? Entonces la atención viró no a cómo
se hace el carbón, sino a quién era esta hija
de carboneros que estaba convirtiéndose en
profesionista. Se notaba ahora que el equipo
estaba conectado con su personaje y tenían
una enorme curiosidad por saber más. Al final
el cortometraje quedó en la Selección Oficial
del Festival Internacional de Cine de Sundan-
ce y a raíz de esta participación se le ofreció a
la estudiante una beca para continuar con su
maestría. Esto cumple con el máximo grado
de expectativa que puede llegar a tener cual-
quier cineasta documental, que su película
pueda transformar y contribuir a la causa que
está narrando.
Lo trascendente de Identidad y Pertenen-
cia es la transformación de los jóvenes que
llegan a formar parte del concurso, lo que
está por cambiar en sus vidas, la manera en
que se relacionan con su propia comunidad
e idiosincrasia; al mismo tiempo conectarse
con la hermosa herramienta del cine docu-
mental, contagiarse de este maravilloso virus
que nos hace sabernos con la posibilidad de
llevar historias de otros a más gente. Es ma-
ravilloso reconocer que muchos de ellos, sin
mayor formación en cuanto a técnica y na-
rrativa, logran cortometrajes tan estremece-
dores y tan comprometidos, siendo muchas
veces su primer acercamiento al cine.
Por ello cada vez que acudo a Identidad y
Pertenencia regreso lleno de energía para
hacer cosas nuevas, me hace sentir útil. Como
cineasta con mayor experiencia que ellos,
encontrarme a personas con este grado de
curiosidad y poderles ayudar, mostrándoles
a veces un atajo, hace que uno se llene de
inspiración pues caemos en cuenta que las
historias están en todo aquello que nos hace
sentir pertenecientes a un lugar. Es impor-
tante que cada vez más estudiantes de uni-
versidades del Bajío sepan de este concurso
y deseen involucrarse para que cada vez ten-
gamos un retrato más rico de quiénes somos;
una mayor colección de distintas voces con-
tando las historias de otros.
La otra anécdota que recuerdo es un pro-
yecto sobre una familia de campesinos en
las montañas que trabaja el carbón de ma-
nera artesanal. La historia venía muy delga-
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