Idea Escrita FLOR AZUL | Page 21

Y tú sólo te sientas a pensar, a quejarte de un beso que ya no está. Ese beso está perdido, aunque lo extrañes. Y sólo te sientas sin hacer nada, ¡ya perdiste tu beso! –grito, y él sólo me devuelve gestos sin sentido. El portal se hace más grande, igual que mi deseo de abrir sus puertas. Decenas de imágenes se remueven en sus entrañas, agitan sus minúsculas manos, me invitan a entrar. Las sonrisas extrañas enchinan mi piel, veo rostros peculiares, serpientes, gusanos, fuego, ¡pero atravieso todo con seguridad! Suspiro profundamente, avanzo con firmeza y sin detenerme hacia caminos oscuros. –¡No perderé a Luciano, que sólo quiere ser mi amigo por culpa de una puta, liberaré a todos los demonios del infierno para arrojarlos encima de aquella traidora! –grito. Los tres pinzones salen d e s u e s c o n d i t e y, temerosos, miran por encima de los hombros del pensador. Se convierten nuevamente en sombras y, desde el ático, hablan por primera vez. –¡Vuelve, ahí no hay nada para ti! –gritan una y otra vez. A pesar de lo que me dicen, cruzo sin remordimiento. Llamo a todos los demonios con pequeñas gotas de orín, que arrojo sobre la ventana de un pequeño artificio gris con forma de lápiz. Con una cruz, el artificio anuncia una vida creciente, ¡una falsa vida creciente que nunca carga en su interior! Camino lentamente detrás de Magdalena, sonrío, ella sale del baño y lloriquea. Yo me detengo antes con la piel helada, como una estatua de hielo, mientras escucho murmullos conocidos y una prueba de embarazo que cae al suelo, como un juego de llaves que cae en la oscuridad, o dentro de una alcantarilla, y se lleva la oportunidad de entrar en otra vida. Ahora estoy fuera del paraíso, sin aviso ni presagio, caigo como una ficha de dominó, reboto en una serie de fatídicos eventos. ¿Quién iba a poder predecir el encuentro con Luciano, el choque sorpresivo, los ecos eternos que resuenan y aturden? Entrar por esa puerta sólo ha s i g n i fi c a d o la destrucción de mi mundo fantástico y mal aventurado, el que hice hace muchos años. De todas formas, ya se caía lentamente a pedazos, ¡a golpes! Luciano está engatusado con encantos vulgares, la claridad me abofetea, yo cambié la prueba de embarazo en el último segundo, convencí a M a g d a l e n a , d u ra n t e días, de que su piel estaba demasiado pálida. Así es, yo preparé esa prueba de embarazo para cometer mi venganza, Magdalena cayó como una incauta inocente convencida de que e s t a b a e m b a ra z a d a . ¿Quién se cree esas estupideces? Su prueba era el resultado de mi noche con Luciano, la puse ahí para convencer a Magdalena de su fantasía, para que la