Idea Escrita Arte Plástico | Page 59

quien debía pasar sus días hasta el final de su vida. Cuando terminó, comenzó a trazar. Se tomó su tiempo para cada pequeño rasgo, el grafito pintaba impregnado de cariño… Sus cejas resultaron ser gruesas y altivas; sus ojos, ¡ahh, sus ojos!, absolutamente vivos, infinitamente cálidos, discretos, bien delineados, ligeramente rasgados, con el color de la miel. Otra vez no pudo evitar dejar correr las lágrimas; aunque su mirada se dirigía hacia el camino, sabía que tarde o temprano lo voltearía a ver, y en esos ojos divinos vería que ella también lo amaba a él. Era de noche, sólo le faltaban nariz y boca, pero la luz ya no era suficiente, tuvo que resignarse a retirarse a dormir, al contrario de lo que imaginaba, se quedó dormida inmediatamente; esta vez no sonó nada. Se despertó justo antes de que saliera el sol, perfecto para desayunar y desesperanzarse. Cuando por fin llegó a la cita con su mujer hermosa, se