una imagen, era una vida habitando en la hoja. Esa
noche soñó con su hermosa dama, sólo la veía de
espaldas y cuando se acercó para rozarle el hombro, se
despertó.
Casi tuvo que empujarse las piernas para salir al trabajo,
por suerte ya era sábado, regresaría más temprano y
tendría todo el domingo para descubrir a su amada.
Con presteza realizó su rutina para salir puntual, pasó a
la tienda por suficiente mandado para no necesitar salir
de su casa, y de puro gusto, se dio el lujo de comprarse
unos pastelillos para la cena. Estaba listo, corrió hacia
su cita con el destino.
Primero tuvo que comer, por que ésta vez se sentía
famélico, todo le supo exquisito. Se dio un baño, se puso
el pants más cómodo, pantuflas, puso un relajante disco
de guitarra clásica y se sentó en la misma silla frente a
la ventana. Antes de comenzar, platicó con su chica, le
dijo cuánto ansiaba conocerla y lo hermosa que ya era, le
contó lo que sentía, su amor y su certeza de que era con