HOLOCAUSTO BAJO LA LUPA - JURGEN GRAF El Holocausto bajo la Lupa | Page 127

HOLOCAUSTO BAJO LA LUPA fueron colocadas frente a la hoguera y cargadas de botellas de aguardiente, cerveza y vino. El día llegaba a su ocaso y el cielo crepuscular parecía reflejar las altas llamas de la hoguera, allá en el horizonte, donde el sol se ponía con el esplendor de un incendio. A una señal de Lalka sonaron los corchos y empezó una fiesta fantástica. El primer brindis fue dedicado al Führer. Los operarios de las dragas habían regresado a sus máquinas. Cuando los hombres de las SS levantaron las copas a los gritos, las máquinas parecieron cobrar vida; con un movimiento abrupto levantaron el brazo de acero hacia el cielo en un repentino y vibrante saludo hitleriano. Fue como una señal. Diez veces levantaron también los hombres el brazo haciendo resonar cada vez el «Sieg-Heil». Las máquinas animadas respondían al saludo de los hombres-maquina y el aire retumbó de los vivas al Führer. La fiesta duró hasta que la hoguera se extinguió. Después de los brindis se cantó; se oyeron cantos salvajes y crueles, cantos llenos de odio, horripilantes, cantos en honor a la Alemania eterna. 70 También Vasili Grossmann describe las asombrosas aptitudes pirotécnicas de los nazis 71 Se trabajaba día y noche. Gente que había presenciado la cremación cuenta que esos hornos parecían volcanes gigantescos, cuyo terrible calor chamuscaba la cara de los obreros y que las llamas llegaban a una altura de 8 a 10 metros... Hacia fines de julio el calor se hizo sofocante. 70 Steiner, Treblinka, editorial Gerhard Stalling Verlag, 1966, p. 294 y sgtes. 71 En: Die Hölle von Treblinka («El infierno de Treblinka»), citado según Historische Tatsachen («Hechos históricos»), N° 44. 127