Hitos de la Historia núm.2 - Octubre 2018 | Page 19

September 2019 Vol 1 Issue 21 AÑO I - Nº2 PAGINA 18 Inside the Issue Sea en una definición que rescata su resultado al hablar del Efectivamente la tercera generación está más abierta, en “conocimiento del pasado humano” , o bien aquella que contraposición con su antecesora,  a las ideas procedentes del apunta a la disciplina y la relación con objeto mismo al exterior, varios de sus miembros han pasado tiempo en casas nombrarla como “ciencia de los hombres en el tiempo” ; lo de altos estudios norteamericanas y manejan el inglés . En humano y lo temporal aparece indisolublemente unido en otras palabras, la tercera generación de Annales es la que más una síntesis inagotable que quizás ha sustentado, no sin se encuentra asociada con la expansión fuera de Francia de críticas mediantes, el ambicioso enfoque de la aquella escuela esta corriente historiográfica –proceso ya de todas maneras historiográfica francesa.  iniciado en la generación braudeliana-. De todas formas, la cualidad verdaderamente destacable de Morir en Occidente Philippe Ariès, Western Attitudes toward Death. Hacia el año 1974 una serie de conferencias dadas en la Universidad Johns Hopkins son compiladas en una breve obra  que resulta significativa no tanto por su trabajo exhaustivo – de hecho predomina la lectura amena y  un trabajo erudito más bien somero que pareciera calificar al escrito más bien como un esfuerzo ensayístico-; sino por su compleja temática, su original metodología y lo representativo del escrito en cuanto a expresión de un historiador representante de la llamada tercera generación de Annales. Del primer número de la revista a fines de la década del veinte hasta el año de la aparición de Morir en Occidente  -versión castellana de Western Attitudes towards Death-¸no han pasado solo décadas sino dos generaciones de la Escuela de Annales. La segunda, caracterizada por la figura dominante de Fernand Braudel, había logrado la sistematización de una impronta que por lo menos otorgó un carácter más uniforme en comparación con la generación precedente. Los aspiraciones de una “historia total”, los términos de estructura y coyuntura como categorías analíticas de diferentes “tiempos de la historia” y el intento de configurar un método que por momentos fue absorbido por la cuantificación  fueron algunas de las exploraciones más significativas de aquella generación. Importante resulta el recuerdo considerando las rupturas que establece Philippe Ariès , como miembro de la tercera generación, y que en parte pueden apreciarse en la obra aquí analizada.     La primera atención que produce Morir en Occidente es su lugar de génesis, cierto es que la obra de Ariès en relación a la temática de la muerte no está en solo en esta publicación , sin embargo no deja de ser destacable que haya resultado de una serie de conferencias efectuadas en una universidad norteamericana de Baltimore. es su adscripción a la llamada historia de las mentalidades. Si bien la tercera generación de Annales careció de una impronta dominante –se ha hablado de un marcado “policentrismo” -, una de las cualidades es la revalorización de la noción de psicología colectiva –ya planteada por Febvre- que abandona las superestructuras de base económica y/o geográfica de la etapa precedente como parte de una reacción ante cualquier forma de determinismo subyacente en la interpretación braudeliana de la historia . En esta reacción, la historia de las mentalidades encuentra en Ariès un importante representante que planteó  indagaciones sobre conceptos tan amplios y desafiantes como el sentido de la infancia en la Edad Media –trabajado previamente- y la misma temática de la muerte tratada aquí.       La lectura de la obra Morir en occidente nos lleva necesariamente a enfrentar la sensación de inmensidad. El objetivo es ambicioso: descubrir y poner en relevancia las disposiciones de generaciones de hombres a lo largo de la historia de algo tan familiar y , a veces tan cercano, como la muerte. Una tarea de tal magnitud rebasa la mera contemplación de los ritos funerarios –por más que estos sean un punto de partida-; Ariès se centra en algo más complejo y profundo: las actitudes hacia la muerte. Estas últimas conforman el núcleo central del libro del autor, pero no es lo único. Morir en occidente consta en sí mismo de dos grandes secciones: la primera llamada efectivamente “las actitudes hacia la muerte” que incluye análisis en la diacronía –caso de “la muerte domesticada”-, en la sincronía –como “la muerte propia”- y otros dos dedicados a actitudes contemporáneas sobre el muerte –el culto de los cementerios y las tumbas, las censuras de la muerte-; la segunda parte se titula “itinerarios 1966-1975” donde se extienden breves artículos que se relacionan tangencialmente con el tema de la muerte, reflexiones hechas en general en torno a fuentes literarias que por su fechas parecen ser una preparación para las exposiciones presentadas en las “actitudes de la muerte”.     En un análisis más pormenorizado, se puede apreciar que la primera parte –recordamos que es “las actitudes hacia la muerte”- se destaca por su cohesión y sucesión explicativo.