History, Wonder Tales, Fairy Tales, Myths and Legends Principales Leyendas, Mitos y Cuentos Chilenos | Page 92

exclama: ¡Marrichiweu! (¡Lo tengo!)... vadearemos este lugar y pasaremos entre aquel bosque de canelos y lingues. Yo moveré la nave y más abajo nos uniremos al leufu. El Chalwa, sin embargo, no estaba tranquilo (¿Pero, cómo iré yo, Curiñancu, si no puedo estar mucho tiempo fuera del agua?). No te preocupes-, le contestó Curiñancu. Colocaré dentro del wampu una cierta cantidad de agua del leufu; tú saltarás dentro, y así nos llevará a ambos. El Chalwa, emocionado, le responde: Qué inteligente eres, gran capitán, guerrero de la montaña; yo me entristecí pensando en que hasta aquí no más te acompañaría en el viaje. Acepto encantado tu plan). Curiñancu, entonces, dirige su wampu hasta la orilla. Allí se b aja y comienza a echar agua. Una vez completada una cantidad suficiente, le pide al salón que salte y, como en una pecera, se zambulle muy feliz. Curiñancu ha comenzado a deslizar la canoa por entre los árboles; las hojas caídas le son de gran ayuda, luego de amarrar la embarcación con los hilos de su chiripa (pantalón), que tan firmemente había tejido la kuse llaullín para él. Trabajosa ha sido la labor para Curiñancu; ha vadeado la gran mole de cemento, creada para detener al gran río Bío Bío, cortándole velocidad y fuerza. Sin embargo, lo que más entristece a Curiñancu es ver cómo la muralla aquella aprisiona al gran leufu, y cómo tanta naturaleza va quedando sumergida bajo el agua. Bosques de canelos, pehuenes, avellanos y todo el bosque nativo existente en esa zona descansan bajo el nuevo caudal creado por el huinca (hombre). Curiñancu regresa a las márgenes del río buscando su camino. Piedras descomunales obstruyen su paso, mientras el diminuto cauce sigue persistiendo en llegar al océano. Hasta que lo logra. Ahora está preparado con su amigo Chalwa para seguir la aventura, que estará llena de sorpresas. Más abajo se encuentra con muchos pueblos, y con gran tristeza observa cómo se han ido depositando en el caudal los nuevos desperdicios de las ciudades. Curiñancu advierte a su pequeño amigo Chalwa de los cuidados que deberá tener con su alimentación, y le dice que vea cómo el hombre de hoy va destrozando la tierra, sus recursos, y cómo las empresas van arrojando sus desechos contaminantes en el lecho del río sagrado. Los amigos llegan donde el río se une con el mar. En este lugar, a Curiñancu se le hace más difícil manejar su embarcación por el oleaje. El Chaiwa debe tomar 92