History, Wonder Tales, Fairy Tales, Myths and Legends Principales Leyendas, Mitos y Cuentos Chilenos | Page 278
El control social de las distintas familias de la isla lo ejercía un rey (ariki) que se
suponía descendiente de Hotu Matu'a, es decir de origen divino.
El culto de los ancestros, representados en estatuas cada vez mayores, demandó una
gran cantidad de mano de obra en las canteras de Rano Raraku para la producción
de los moai y de pukaos (tocados de escoria roja que se producían en la cantera de
Puna Pau) y en los sistemas de transporte, con lo que disminuyó ostensiblemente la
mano de obra destinada a la producción agrícola y a la pesca, con lo que se produjo
una gran hambruna.
Esta culminó en una revolución, que terminó con el orden imperante, parándose
bruscamente el trabajo en las canteras y comenzando luchas entre clanes,
derribándose y destruyéndose mutuamente los moai (para evitar que los ancestros
le traspasaran maná a los enemigos), hasta que no quedó ninguno en pie. Esta crisis
ocurrió entre los siglos XVI y XVIII. Las luchas diezmaron la población y el
hambre motivó la aparición del canibalismo.
Cuando cesó la práctica de la veneración de los antepasados y los moai estaban
todos quebrados y por los suelos, se inició una nueva religión, el culto del Hombre
Pájaro o "Tangata Manu".
Este culto tuvo su centro en la aldea ceremonial de Orongo (junto al cráter del
volcán Rano Kao) y consistía básicamente en que un representante de cada familia
competía por obtener el primer huevo del manutara Gaviotín pascuense (Sterna
lunata), lo que hacía que el jefe de la casta del ganador fuera investido con el título
de Tangata manu, lo que le transfería un gran poder. El título duraba todo un año.
Para la colecta del huevo, los competidores debían bajar abruptos acantilados
(desde Orongo hasta el mar), atravesar a nado hacia los islotes de Motu Iti y Motu
Nui (donde anidaban los manutara), robar el primer huevo, volver a nado y subir
los acantilados sin quebrar su precioso testimonio. Muchos morían al
desbarrancarse en los acantilados o al ser atacados por tiburones durante la natación
hacia y desde los islotes.
El fin del aislamiento
La isla fue descubierta por el Almirante Jacob Roggewen, un marino neerlandés, el
6 de abril de 1722, el día de Pascua de Resurrección por lo que recibió el nombre
de Isla de Pascua.
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