En su diario vivir “tanqueando”, conoció a otro
hombre, él solo llegó en un carro par�cular,
bajó el vidrio, y le llamó poderosamente
la atención: “Dios, qué lindo, mis compañeras
me decían, a mí no me parece lindo, ay es
simpá�co, no es maluco”. Ella lo atendió,
le dio su factura y él sugirió que se quedara
con los $10.000 de cambio como propina:
“Yo le dije, no, cómo se le ocurre, no quédate
con los vueltos, y a par�r de hoy esta bomba
es la que va a tanquear mi carro”. Siguió yendo
sin falta, por muchos meses y así empezaron a
conocerse, cual fue la sorpresa de Ana cuando
casi un año después le contó que era el hijo
adop�vo del dueño de la empresa: “Él me
dice, te voy a invitar a mi casa, yo le dije, pero
yo estoy en uniforme…, no importa, cuando
llego a la casa estaba mi jefe sentado, la
mamá…, me dice, sí, ellos son mis papás”.
La relación siguió adelante con algunos
problemas que fueron aumentando a causa
de la celo�pia de su pareja, con él sostuvo
también relaciones sexuales no protegidas:
“Yo nunca me mentalicé en cuidarme,
yo no soy de las mujeres de que… tuve como
ese cuidado de cuidarme…, y las veces que lo
hacíamos pues nunca pasó nada”. Celebraron
su primer aniversario, Ana cree que ahí quedó
embarazada. Cierto día, estando en su
trabajo, posterior a una fuerte lluvia, se “se
desató una mosquitera…, Yo decía parece una
maldición, era horrible…, me decía, pero eso
parece dengue…, la mosquitera rodeó toda
la bomba”. Para ese momento ella ya contaba
tres meses de embarazo, sin notarlo, tal como
sucedió en su primera gestación; sí había
escuchado hablar de Zika por la televisión,
sin prestarle la debida atención. Las picaduras
del mosquito comprome�eron todo su cuerpo,
ese mismo día le empezó la fiebre y se sin�ó
muy mal, al terminar su turno regresó a casa,
donde los síntomas avanzaron, la sudoración
extrema, el temblor y el dolor en todo su
cuerpo la obligaron a consultar en su EPS,
donde el profesional que la a�ende le dijo:
“ESO
DEBE SER
UN VIRUS
QUE ANDA
POR AHÍ”;
al �empo que le preguntó si estaba
embarazada y dijo: “La verdad no, de hecho,
la regla se me fue ayer, me dice, por protocolo
vamos a hacerte una prueba de embarazo”.
Le hicieron la prueba cuyo resultado
fue nega�vo, la médica queda tranquila,
le prescribe el tratamiento para los síntomas,
más dos días de incapacidad y regresa a su
casa; una semana después estando en su
trabajo le aparece el brote en su cuerpo.
Su novio llega y le pregunta qué �ene, ella
responde: “No sé, pero mira todo lo que me ha
salido en el cuerpo, y no puedo cerrar bien
las manos, me duelen mucho las coyunturas,
me dice…, vámonos para la EPS.
Allí le reafirman que �ene Zika, le preguntan
nuevamente si están embarazada, ella responde
que no y que de hecho dos días antes le habían
hecho una prueba de embarazo que resultó
nega�va. Deciden hospitalizarla para nuevos
estudios, incluida una nueva prueba;
los exámenes con excepción de una anemia
leve, salieron bien, incluida la prueba nega�va
de embarazo. Los profesionales de la salud
le afirman que “si la prueba hubiese salido
posi�va el bebé no nace, yo de una te hago
un aborto, aunque no está en mí, porque
cuando nosotros estudiamos medicina,
nosotros hacemos un juramento, que no
prac�camos abortos, pero como está…, el Zika,
está la aprobación porque es una enfermedad
que daña muchos fetos, entonces eso está
aprobado por la Ley, a Dios gracias no estás
embarazada”, siguió el tratamiento
y aparentemente mejoró.