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Ana dice que la relación siguió en esta ru�na,
hasta un momento que sin�ó fas�dio
y decidió terminar, para este momento no
sabía que estaba embarazada: “Le dije vete
de mi casa, no quiero más estar con�go,
dejemos hasta aquí, se acabó la relación...,
Lloró, me suplicó, me rogó…, él se fue”.
Ana solo fue consciente de su gestación
hasta los seis meses, porque pertenece a este
poco común grupo de mujeres que siguen
menstruando durante el embarazo y que no
perciben crecimiento abdominal; el diagnós�co
de su primer embarazo solo surge a raíz de un
cuadro de apendici�s: “Voy al médico,
doctor tengo un dolor acá, me dice cuándo
fue tu úl�ma menstruación, yo le dije hace
dos semanas…, me dice vamos a hacerte
una ecogra�a…, y me dice mamá estás
embarazada, yo decía, y ahora yo qué
le digo a mi mamá…, esto va a ser un golpe
para mi mamá…, esto no es lo que yo pedí
para mí”.
Ella no quería tener un bebé y buscó
a su expareja para no�ficarle la situación:
“Él me dijo ese hijo no es mío, yo le dije
perfecto, ni lo vas a conocer”. Siguió su vida,
nació su hijo, deambuló por múl�ples
trabajos haciendo inventarios y se ha
esmerado para que a su primer hijo no
le falte nada. En este �empo decidió hacer
una tregua con su hermana, con el obje�vo
de construir un propósito común: “Le dije
vamos a llevarnos la fiesta en paz, ya lo que
pasó, pasó, ya no podemos llorar, vamos
a llevarnos despacito, ya que a � te salió el
apartamento hagamos algo, como yo estoy
trabajando…, yo empecé a trabajar en una
bomba…, yo voy a asumir los gastos de
arriendo, servicio y comida, y tú te vas a
encargar ahora más bien del apartamento…,
los papeles, lo que te van a pedir, todo
el proceso”. Ana observando que su vida
de alguna manera pasaba por un mejor
momento: trabajaba en una estación
de gasolina, cubría turnos nocturnos mejor
pagados, recibía jugosas propinas por s
u amabilidad, las cuales inver�da en
el mantenimiento diario de la casa, su sueldo
prác�camente quedaba libre y pensó que
PODRÍA
ASUMIR
OTROS
RETOS.