Historias de vida ZIKA Soledad | Página 3

HAY GRAN DESOLACIÓN EN EL CORAZÓN DE ANA Hay gran desolación en el corazón de Ana al recordar ese abandono y dice que su mamá le recuerda la estrecha relación que sostenían: “Todo lo hacía con él…, comía, dormía…, el día que se fue, yo estaba parada en una reja, y él me dijo yo vengo más tarde pero nunca llegó”. Ella asegura que ese fue el primer momento doloroso que marcó su vida: “Yo crecí con eso, en el colegio me hacían mucho bullying, yo veía a los demás cómo… estaban los papás, yo decía mi mamá nada más está sola, no he visto una figura paterna, o alguien que me diga yo estoy con�go, entonces yo como que empecé a crecer con ese vacío adentro”. D E FEN DER La mamá de Ana, quien nunca más consiguió otra pareja, tuvo que dejar de trabajar para dedicarse al cuidado de sus hijas y empezaron a llegar las deudas y la vida económicamente próspera poco a poco fue colonizada por la pobreza: “Mi mamá tenía su casa, un carro, un negocio…, todo eso lo fuimos perdiendo…, empezó a vender las cosas…, para pagar las deudas que mi papá había dejado”. Luego la madre es empujada a trabajar en el servicio domés�co y las debe dejar solas o al cuidado de extraños: “Fuimos creciendo en ese ambiente, rodamos de una casa para otra, de una habitación para otra, dormíamos en un colchón en el piso”. Las dos niñas entraron al colegio, aunque Ana desde muy temprana edad lo alternó con la ayuda a su mamá en las casas de familia donde trabajaba: “Yo iba con mi hermana en la mañana, salíamos del colegio a las dos y media y mi hermana cogía para la casa, yo me iba para la casa de familia a ayudarle a mi mamá, mi mamá decía pero vete a estudiar, yo le decía no, vamos a dejar que Dani estudie, y en la noche cuando ya lleguemos…, yo hago mis tareas”. Señala que fue una buena