El profesional de la salud le explica que la niña
presenta ausencia de cuerpo calloso, y que se debe
operar y empezar tratamiento para “sacarle el
líquido que �ene en el cerebro”. El tratamiento
nunca se realizó, pues el SISBEN única afiliación
al sistema de salud con que contaba Mariana, no
le cubrió este �po de intervenciones: “De pronto yo
me dormí en el aspecto de no hacer más por mi hija
para que ella llevara una vida más saludable…, dejé
que ella evolucionara así”. Al cumplir ocho meses
de vida, la niña empieza a convulsionar, algo que no
estudios y ahora se suma a ese diagnós�co raro casi
impronunciable la atrofia cerebral, le dice el
médico: “Tú bebé no trae cerebro, ella lo que trae
es el granito de masa…, �ene más agua que masa
cerebral, no se le puede poner válvula…, hay niños
que nacen con hidrocefalia y se les puede operar…,
a tú bebé no hay para ponerle una válvula,
entonces las probabilidades…, si son muy
remotas…, darle todo el amor ahorita, decirte yo a
� que la niña te va a vivir es men�ra, porque niños
como ella…, duran muy poquito…, Yo simplemente
lloraba y decía Dios mío qué más tengo que vivir,
qué más tengo que aprender, estoy sola en esto”.
En ese momento pensó, que el aborto hubiera sido
la mejor opción para que su hija no estuviera
pasando por todo lo que estaba pasando.
quien convulsiona muchas veces a diario, sin que
nada pueda disminuir su intensidad; trabaja en
DÍA TRAS
DÍA ANA
ESTÁ AL
CUIDADO
DE SU HIJA,
oficios ocasionales, en par�cular ofreciendo sus
servicios de salón de belleza, en otra oportunidad
coordinando ambulancias; estando allí su hija
presentó una grave complicación, tuvo que ir a
buscarla en una de esas ambulancias y en la clínica
la ayudaron recibiéndola, llegó en paro:
“tu hija �ene mucha agua en el cerebro, no va
a dejar de convulsionar…, y �enes que vivir con eso,