LA ANGUSTIA
DE SENTIRSE
SOLA SIN
EL APOYO DE
SU PAREJA
la forzó a buscar a los padres de su novio,
donde la respuesta automá�ca de la madre
fue: “No, ese no es hijo de mi hijo, lo siento,
busca al papá” Yurani solo respondió:
“Bueno, está bien, yo no les voy a rogar
para que respondan por el niño..., Si algún
día les nace, háganlo, pero yo no les voy
a rogar, y hasta el sol de hoy mi hijo no ha
necesitado nada de ellos”. Del padre del
hijo de Yurani hoy se sabe poco, no se
graduó de su bachillerato, se dedica al
mototaxismo, vive con otra mujer con la
cual �ene una hija y jamás quiso conocer a
su hijo, del cual sabe nació con problemas.
Los primeros meses de la gestación de Yurani
transcurrieron sin mayores contra�empos,
contando con el apoyo incondicional de su
madre, quien habiendo estudiado poco, sabe
leer y escribir y con�nua trabajando en
servicios domés�cos, aunque ahora solo por
días y a quien reconoce como una mujer
dulce, amorosa, esforzada por sostener a sus
hijos y que siempre ha estado ahí, como
la mejor. Su mamá cuando supo de su
embarazo, obviamente la “regaño” y le llamó
la atención al recordarle cuantas veces la
había aconsejado que se cuidara, porque su
pareja no le inspiraba confianza, “al fin y al
cabo las mamás saben todo”, aun así nunca la
dejó sola, jamás le dio la espalda, le dijo que
había que enfrentar las consecuencias y que
tenía que seguir estudiando para que pudiera
sacar su hijo adelante: “Ella me ayudaba
y apoyaba, cuando me puse mal mi mamá
estaba ahí todo el �empo, ahí…”. En cambio
su papa estaba muy molesto, él no le
hablaba, solo volvió a conversar con ella a los
cuatro meses que se le pasó la rabia y ahora
con el niño está desplegando todo su amor.