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Historias de Campamento: Palabras con
el sabor del día a día
Pasajes reales o mundos ciertos, registrados en
primera instancia sobre la existencia de Rubén Cifuentes. Una
sucesión de voces confluidas en el libro: Historias de
campamento; una certeza diaria, la habilidad ajustada a la
página en este soporte que anhela su ruedo. Práctica
discursiva que inscribe lo contemporáneo de los jóvenes en
diversos escenarios compartidos, socializados, donde el autor
no queda conforme contando su/la subjetividad, sino que
problematiza su generación, sus deseos, su ritualidad, su
juventud y no tan solo la suya, sino también su paisaje cultural
y geográfico.

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Historias (o relatos) de campamento, logran ser cristalizados a
nuestro modo de andar, como un pan diario ganado con
esfuerzo; un alimento que por si mismo, es una metáfora -¡y no
exclusiva de los escritores o vates que arrogan el oficio!-, sino
que es retórica transversal a todos los universos del pueblopueblo, como se señalaba en lo chileno al bajo mundo en la
década del 70, donde brota la fraternidad y la mirada de la
esperanza, posada en la esquina del testimonio.
A continuación, cito algunos pasajes de la obra (sin caer en
falsa admiración, aunque ya está dicho que el libro lo
defiendo entre mis lecturas, tal como las obras de los poetas
de la generación del 27’ [en España] y, los textos
comprometidos a mediados del siglo XX en Chile, entre ellos
por José Santos González Vera y, Alfonso Alcalde): “La gente
sabe lo que pasa/ La gente calla/ Pero sabe lo que pasa