Historias de Campamento Historias de Campamento | Page 4
Al releer “Historias de campamento” me doy cuenta de un
lenguaje muy propio y sensible a la realidad social del autor,
que no vacila en no omitirlo, pero también, veo en su
poemática a los personajes que mostró las noticias en los
albergues, los problemas ecológicos de los pobladores. Pero
la poesía de Cifuentes es sangre colectiva, de la memoria.
Mientras sigo leyendo, recordaba las conversaciones que
había sostenido con Rubén, de momentos muy crueles, de
celda, de cárcel, en fin.
Esta lluvia-la que hace alusión Cifuentes- es un chaparrón de
versos arrinconado en su memoria, después de los inviernos
más crueles. El libro abre con Barrio Esperanza, poema que se
arroga el título del texto en su totalidad. En este poema no
cabe duda de la propuesta discursiva, el autor no disimula su
lenguaje, dice: La gente no es wueona/ha visto los inviernos
desde cerca /Sale temprano de la casa pa’ la posta/ Y
vuelven tarde de la pega”, el sentido coloquial se mezcla ante
lo poético hilvanando una coyuntura sociopolítica, la
contingencia del mundo real de las periferias.
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A ratos, se suele confundir con la poesía de Añiñir o Bertoni,
aunque Rubén no está a la sombra de estos poetas ya que
brilla con luz propia.
Cuando algunos escritores- en la frontera- buscan o imitan
estética, hablan de reescritura, de corregir o practican un
modelo de escritura automático, entonces irrumpe Cifuentes
con esa humildad que siempre ha tenido, llevando un poco de
cordura a estos escritores.