Historia sobre la música clásica. Historia insolita de la musica clasica I - Alberto | Page 36

Historia insolita de la musica clasica I www.librosmaravillosos.com Alberto Zurron Hallo! fue el autor de Tosca, ópera que se representó en la capital inglesa en julio de 1900, seis meses después de su estreno en Italia. Se sentía harto cómodo Puccini siendo huésped de los poderosos Rothschild, pero pronto el desconocimiento del inglés le condujo a la desesperación y, tan necesitado de un hermano como estaba su italiano, escribió a su mujer Elvira: «Londres sería una ciudad mucho más interesante que París, pero me deprimen las dificultades con el idioma. No entiendo ni una palabra. Bueno, sé los números (los diez primeros) y algunas direcciones a donde puedo ir en taxi». En septiembre de 1833 un joven compositor mimado por los dioses con el éxito y la fortuna llamado Vincenzo Bellini se fue a París con ínfulas de conquista. Trataba de desquitarse del hecho de haber malgastado cuatro meses en Londres sin dar un palo a las bambalinas por su penosa ignorancia del inglés, y por lo visto de esa misma penitencia pecó en París, incapaz de dominar el francés, óbice que le mantuvo alejado de los exquisitos salones de moda y situado en incómodas veladas donde se dedicaba a mirar por la ventana y contar las estrellas. Sus boutades (bromas) lingüísticas son deliciosas, y como muestra un butrón: cierto día entró en una tienda y en lugar de pedir un sombrero de fieltro (chapeau de feutre) pidió un «sombrero de joder» (chapeau de foutre). Es muy posible que el encargado le guiñara un ojo y el bello Bellini saliera despavorido sin la protección del sombrero y con la honra desprotegida. En fin, los compases que no hubiera dado Berlioz de su Sinfonía Fantástica por dominar el alemán y los que Wagner no habría dado de su Tannhäuser por saber algo de francés. En 1853 Liszt estaba especialmente empeñado en hacer amigos a estos dos pecadores impenitentes de individualismo, y así es como animaba a su futuro yerno Richard cuando le transcribió parte de una carta que había recibido de Hector: «No será imposible que marchemos bien Wagner si sólo ponemos un poco de suavidad entre nosotros». Sin embargo le contesta desde Zúrich en carta de 12 de septiembre comunicando la difícil doma de su principal caballo de batalla: «París comienza a serme molesto en 36 Preparado por Patricio Barros