Historia sobre la música clásica. Historia insolita de la musica clasica I - Alberto | Page 33

Historia insolita de la musica clasica I www.librosmaravillosos.com Alberto Zurron desplazamientos en tren, interminables travesías oceánicas, y todo para darse de bruces con un muro infranqueable, aun más temible que la indiferencia de los auditorios: el idioma. Ya lo dijo Kierkegaard en su Diario íntimo: «Soy poeta, luego debo viajar». Y, si se era músico, con mucha más razón, así que podemos imaginar el dilema de ser músico de renombre en un mundo donde sobraban diligencias y faltaban diccionarios bilingües. Se poseía el lenguaje universal de la música, pero de nada valía cuando había que pedir un filete o reservar una habitación. Entonces el ídolo ya era incapaz de pensar en ágiles semifusas para hacerlo en pesadas y lentísimas redondas… Uno de los primeros humillados por el idioma fue Chopin. Estallada en París la revolución el 22 de febrero de 1848, el compositor decidió huir e instalarse en la tranquila Londres, eligiendo (¡cómo no!) una lujosa suite del número 48 de Dover Street. Dado que su reputación le precedía (recordemos que murió tan sólo un año después) no le fue difícil obtener alumnos que pagaran una guinea por clase, pero no tardó en reparar en que por encima de la incompetencia de los pupilos había un par de cosas que aborrecía como pocas: la niebla londinense y… su desconocimiento del idioma. En una carta a su familia fechada el 19 de agosto escribe: «Sólo con que Londres no fuera tan oscuro y la gente tan pesada, y si no hubiera niebla ni olores de hollín, ahora ya habría aprendido el inglés». El orgullo de papá Haydn, buen conocedor del idioma alemán pero de poco más, era una de las dudosas bazas con las que contaba rayando la sesentena. Cuando murió su protector, el príncipe Esterhazy, se encontró desempleado y suscitando la enojosa compasión de sus colegas de profesión, sin saber qué cruz era peor de las dos. Cuando Mozart se enteró de que, en su desesperación, Haydn había decidido tentar la suerte en Londres con una gira de conciertos se apresuró a escribirle: «Querido papá, tú no estás hecho para correr mundo, ¡y hablas tan pocas lenguas!». La respuesta de Haydn no tardó en llegar: «La lengua que yo hablo la comprenden en el mundo 33 Preparado por Patricio Barros