Historia sobre la música clásica. Historia insolita de la musica clasica I - Alberto | Page 17
Historia insolita de la musica clasica I
www.librosmaravillosos.com
Alberto Zurron
y difamación, siendo condenado a una semana de prisión. Arthur Honegger,
que estaba en la sala de vistas como integrante que era del Grupo de los
Seis, añade algo de información, aludiendo a que eran varias las postales
enviadas, leídas todas en la vista oral por el abogado defensor de Poueigh,
haciendo Honegger especial recordatorio de la tercera: «Sr. Jean-de-Mierda
Poueigh, rey de los idiotas, líder de los retrasados, emperador de los asnos.
Estúpido zángano. Aquí estoy en Fontainebleu, desde donde me cago en
usted con toda mi voluntad. E. S.». Otros cargos que le atribuyó eran de
dudosa
honorabilidad,
como
«gilipollas
antimusical»
o
«Monsieur
carajodida». Satie era único, aunque no necesariamente dentro de la
partitura. Honegger precisa que junto a los ocho días de prisión se le impuso
al músico una indemnización de mil francos por daños morales y otros cien
francos de multa penal, aunque el ingreso en prisión se suspendió a
condición de que no volviera a delinquir en cinco años. ¡Cinco años! Lo raro
es que Satie lo consiguiera.
Los mejores amigos de Prometeo
Pero si ya era notable la vergüenza que el autor sentía cuando la obra era
condenada por el público, mayor era la humillación cuando la desaprobación
venía del propio autor, y es que si la herida del amor ajeno se cauteriza con
un lo siento, la del amor propio sólo admite una solución: la de sentarse
encima de ella y desearse una buena digestión. Flaubert dijo que cuando se
tienen sensibilidad y una camisa había que vender la camisa para irse a
Italia. En nuestro caso cuando se tenían principios y una cerilla a mano… En
fin, la solución destructiva era plausible cuando la obra estaba felizmente
inédita, pero el remedio se complicaba cuando ya había sufrido los
pertinentes canales de edición y distribución, en cuyo caso sólo quedaba
acoplarse a la clásica fórmula estoica: soportar y abstenerse. Y no había
nada mejor que tener cerca un buen fuego para atizarlo con los normalmente
malos opus nº 1…
17
Preparado por Patricio Barros