Historia sobre la música clásica. Historia insolita de la musica clasica I - Alberto | Page 15
Historia insolita de la musica clasica I
www.librosmaravillosos.com
Alberto Zurron
realzárselos debidamente. Puso mucho ardor, pero dejó frío al oyente, que
así recuerda en su Autobiografía este penoso episodio: «Se puso a aporrear
el piano y la tocó como diez veces, y yo cada vez sentía más rechazo por la
pieza. Entonces se enfadó y tuvimos una discusión muy desagradable». La
falta de pudor ante la humillación fue una constante en la vida de Stravinski.
A los quince años había reducido para piano un cuarteto de Glazunov, pero
cuando se lo enseñó este lo hojeó superficialmente y lo declaró «no
musical», censurando aquel conglomerado de disonancias que asomaban
como excrecencias de los pentagramas. Así es como el resto de su vida
Glazunov fue considerado por Stravinski como non persona.
De corte más intimista fue la humillación que sufrió Prokófiev del pianista
manco Paul Wittgenstein, quien había solicitado un concierto para la mano
izquierda a compositores de primer orden como Ravel o Richard Strauss,
además de aquel. Strauss cometió la torpeza de trasponer a la obra sus
ínfulas sinfónicas y llenar los compases de instrumentos de viento que
solapaban la indefensa mano del intérprete. Consecuencia: fue estampado el
non valet ya en el primer golpe de trombón. Ravel también hizo de las suyas,
propasándose con una larga cadencia de piano ayuna de orquesta, de
manera que Wittgenstein le ordenó reelaborar toda la obra para empezar a
hablar con cordialidad. Por lo que respecta a Prokófiev el pianista sólo tuvo
que
pasar
las
primeras
hojas
del
manuscrito
para
sentenciarlo
socráticamente en una nota que le envió junto con el legajo: «Gracias por el
concierto, pero no entiendo una sola nota y no lo tocaré». El herido autor
hacía análisis de conciencia en su Autobiografía: «Así que el concierto (en la
serie hoy el nº 4) nunca ha sido ejecutado. Ni yo mismo tenía formada una
opinión sobre la obra en sí. Algunas veces me gustaba, otras no; incluso
escribí una versión para dos manos en alguna ocasión». Está visto que hay
margaritas que se deshojan durante toda la vida…
Danbury, Connecticut. Década de los cuarenta del siglo pasado. Una tarde
cualquiera. Más triste de lo normal. Tío Charles palmea la rodilla de su
15
Preparado por Patricio Barros