Historia del Mercado de Tortosa LLIBRE+MERCAT+DE+TORTOSA+FINAL | Page 68

pero apático, perezoso y dormilón jefe de bomberos, cuando se trata de un incendio, que merced a su conducta, y a las circunstancias de que iba acompañado, podía ser causa de un día de luto para esta ciudad, que con tanta esplendidez y longanimidad le retribuye. Y volvamos a la Mitología, esto es, al Mercado que por obra y gracia del Espíritu Santo, de la trinidad fraternal, le ha tocado en suerte ser la teta del señor D. Juan Abril. Es el caso que este señor presentó un proyecto, que si no era muy original, en cambio era muy malo, y váyase lo uno por lo otro, y de dicho proyecto, diósenos una reproducción fotográfica que se parece al parto del señor Abril como un huevo a una castaña. ¡Pobre señor Abril! Confiaba el buen Arquitecto que después de tan larga gestación el vástago sería un chico rollizo y hermosote, y ¡Oh rigor de las desdichas!, llega el momento crítico y aparece un endriago asqueroso y repugnante, uno de aquellos bichos grotescos que adornan las gárgolas de una especie de engendro mitad chimpancé, mitad nomo, digno de figurar entre los acantos de un capitel del periodo álgido de la fiebre artística gótica. Y hete me el señor Abril añadiendo y quitando, edificando y derribando, abriendo y cegando, esto es, tejiendo y destejiendo la eterna tela... de nuestro Mercado. ¡Ah, señor Abril! ¡Cuanto hubiera ganado esta ciudad artística con no haberle conocido a usted! ¿Fue realmente un engendro los proyectos del Mercado elaborados por D. Juan Abril?... Probablemente, el Diario debió estar convenientemente asesorado por algún técnico en la materia para hablar como lo hace. Y después de este comentario, añade: Porque, vamos a cuentas: Podría usted decirnos, Sr. Arquitecto de nuestros pecados, para que mandó hacer aquellos depósitos subterráneos por cuyo suelo atravesaba el agua a las menores avenidas y que luego se cubrió de bóveda para mas tarde cegarlos? ¿Sería para dar mayor solidez al edificio? Pues se lució Vd., porqué logró conseguir todo lo contrario. Podría Vd. explicarnos, ya que tiene Vd. la obligación y nosotros el derecho a exigirlo ¿Porqué hace pocos días se tumbaba un arco, porqué el sábado se derribaba una cornisa, porqué...? Pero, ¿ha que preguntar más si Vd., no nos ha de contestar? Y decimos que no nos ha de contestar, porqué tantos despropósitos arquitectónicos, tantos dislates artísticos, no tienen razón alguna que los abone; no hay argumento que les disculpe. Sí, Sr. Abril, lo hace Vd. muy mal, rematadamente mal; y ya que no hay en nuestro Municipio quien tenga un acto de energía, de virilidad y de interés para el común, para proponer su destitución, usted que no ha de tener todos los defectos y que algo tendrá de lo que a ellos les falta, deles una lección destituyéndose a si propio. Es del único modo que podríamos perdonarle sus desaciertos, y la única y sola manera como nos reconciliaríamos con usted. Tras esta crítica mortificante, algo más que pocas simpatías, habría cosechando nuestro hombre, algo muy gordo que estaba por venir y que de alguna manera, daría la razón a quienes le censuraban de manera tan despiadada. Pero, no terminan aquí las indirectas... una cosa son los comentarios, otra muy diferente las noticias, los hechos que se producen continuamente, que ciertamente no son muy esperanzadores... DIARIO DE TORTOSA - 29 de Octubre de 1885 - 68 -