Historia del Mercado de Tortosa LLIBRE+MERCAT+DE+TORTOSA+FINAL | Page 69

EL MERCADO EN CONSTRUCCIÓN ¡Que escándalo! ... Siguen los desprendimientos de los materiales del Mercado, y cada día pasa lo mismo, a pesar de la inspección facultativa del Arquitecto Municipal D. Juan Abril, y de los consejos del Síndico del Ayuntamiento D. Bernardo Sacanella, que interviene en la obra, dándose aires de gran maestro. Anteanoche, sobre las nueve y media, vinieron al suelo, produciendo infernal y estrepitoso ruido, algunas de las bóvedas que sirvan de remate a la fachada, habiendo ocurrido esto en la parte interior y exterior, de modo que desde la Plaza de Armas, se observaban claramente los desperfectos. Tan pronto como circuló la noticia, gran número de curiosos se personaron en el sitio de la ocurrencia, a pesar de la hora intempestiva, y del molesto aire que soplaba. El Mercado va derrumbándose, decía la gente y crecían los grupos por momentos. En efecto; así sucedía en parte, y es un bochorno para el Banco de Tortosa, para el Ayuntamiento y para D. Juan Abril lo que ocurre en la construcción de las obras del Mercado, cada día sujetas a mil incidentes por los defectos que tendrán, careciendo de solidez, según viene comprobándose. Poco faltó para que ocurriesen desgracias en el acto de los desprendimientos, pues acertaba a pasar entonces por aquel sitio un conocido caballero, con su señora. Si el suceso tiene lugar durante el día, no sabemos cuantos operarios hubieran quedado sepultados entre los escombros, produciendo un día de lágrimas y luto para Tortosa. Triste, tristísimo papel el que representa aquí, en primer término, el Sr. Arquitecto D. Juan Abril, que debe estar empeñado, según le decíamos en el número del martes, en probarnos su desacertada gestión como Director facultativo de aquella obra, rica en incidentes, pobre en hermosura, en solidez, en belleza artística y en cuantas condiciones de seguridad y fijeza son apetecibles para recomendar un edificio público, de la importancia de un Mercado de hierro según el proyecto conocido, por supuesto que media gran distancia entre los planos y la obra que se levanta, merced a la benevolencia con que el Ayuntamiento, mira las cosas del Banco. Leyendo tales comentarios, uno se entera de mil detalles de la obra que de otro modo pasarían inadvertidos. Los intereses de Tortosa, que son los del común de la ciudad, para nada se atienden ni se consideran, sirviéndose solo las miras especulativas de una sociedad particular. Y así se advierte a cada paso un tropiezo; a cada momento, un fracaso; a cada instante, un hundimiento, una desgracia, un incidente que pone en ridículo al Banco de Tortosa, por consentir una construcción poco duradera: al Arquitecto, por no prevenir y evitar, con los conocimientos de su carrera, las ocurrencias que vienen sucediéndose; y al Ayuntamiento, porqué se encoge de hombros, no hace nada, todo le es indiferente, pasa el tiempo, estudiando la manera de aumentar los tributos que pesan sobre el contribuyente y de dificultar el tráfico comercial y agrícola; pero cuando se trata del Mercado, del Banco y del Arquitecto, le domina la atonía, y cada cual hace, como vulgarmente se dice, lo que mejor le importa: lo que le da la gana. ¡Que situación es ésta! Causa asombro al mas extraño y al menos interesado en el progreso moral y material de Tortosa. Entre la conocida trinidad, se lleva la dirección de los negocios públicos con un desacierto que subleva y produce la ira de la indignación mas enérgica. ¿Que hará el Síndico del Ayuntamiento, D. Bernardo Sacanella y Vidal, y Secretario a la vez del Banco de Tortosa, ante el desprendimiento de - 69 -