Historia del Arte II NPE Historia del arte II | Page 65

PREPARATORIA captar la realidad cotidiana, reflejo del interés, muy propio de la Ilustración, por las costumbres y fiestas populares. Algunos han querido ver en esta obra, como en otras de la serie, un atisbo de crítica social y un cierto matiz burlesco al contraponer la ociosidad de la nobleza (la dama del carruaje) con la laboriosidad del pueblo (el comerciante), aunque el destino de las piezas (las estancias reales) lo hacen improbable. La Familia de Carlos IV (1800-1801). Paralelamente actividad a su como cartonista (un trabajo menor), Goya realiza una serie de retratos para la nobleza madrileña (La Condesa de Chinchón, La Familia del Duque de Osuna, etc.) y comienza a adquirir cierto prestigio consiguiendo el cargo de Pintor de Cámara y un encargo para pintar a la familia real. Para ello realizó en el verano de 1800 una serie de bocetos de los miembros de la familia (se conservan también en el Prado) a partir de los cuales compuso luego la obra definitiva. Orgulloso de su nueva posición Goya se incluye en el cuadro, como había hecho Velázquez en las Meninas. Sin embargo las similitudes con la obra de Velázquez acaban aquí. Frente a la sensación de espacio, de atmósfera, de la obra velazqueña en esta la sensación es de ahogo, de falta de espacio, al carecer de punto de fuga y situar a todos los personajes en hilera y en plano único sólo roto por la posición adelantada de algunos pies. Tampoco hay aquí la naturalidad de instantánea que Velázquez consiguió en las Meninas, sino una pose fría y calculada. El esplendor 64