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PREPARATORIA
Hacia 1719 realiza la fachada de la
portería del convento de Sta. Clara
de
Santiago,
una
obra
que
le
proporcionó fama inmediata por su
originalidad
y
por
su
perfecta
adecuación a los postulados barrocos
(carácter
escenográfico,
inestabilidad, fachada-telón etc)
La
fachada
se
retranquea
con
respecto al muro del convento para
conseguir un efecto de sorpresa en el
espectador
y
fachada-telón
es
ya
una
que
auténtica
no
se
corresponde con la iglesia sino que conduce a un zaguán y a un
jardincillo en el que, mucho más retrasada, se encuentra la iglesia.
Encuadrada por dos gigantescas pilastras de festón vertical rehundido,
que la recorren hasta la cornisa, se divide en tres calles e igual número
de cuerpos. La decoración se agrupa en la calle central, similar a lo que
ocurre en el retablo de la iglesia de la Compañía y también va
aumentando progresivamente hacia las partes altas.
En esta calle se sitúa la puerta, enmarcada por un grueso baquetón
formando orejeras y continuándose por una placa recortada con el
medio cilindro, todo como si fuesen piezas de marquetería. Sobre la
puerta se abren dos nichos, el inferior rectangular, cegado, y el
superior, de medio punto, se introduce en el quebrado frontón
rompiendo el entablamento.
La hornacina cobija la imagen de la Santa titular (Sta. Clara), que
sostiene en una mano el viril y en la otra el báculo abacial, y por detrás
de ella una ventana, a manera de transparente, solución muy barroca.
Uniendo los dos nichos aparecen formas de asa a manera de grapas, con
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