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PREPARATORIA
En
1656
el
Papa
Alejandro VII encargó
a Bernini, que ya había
realizado el baldaquino
en
el
interior,
construcción
de
la
la
plaza, éste diseñó en
principio
trapezoidal
un
espacio
pero
finalmente se decidió
por una planta elíptica
(típica forma barroca por su carácter inestable), con dos gigantescas
columnatas que parten de la iglesia y rodean la plaza como abrazando a
los fieles que se dirigen a la basílica.
El barroco es un arte urbanístico, que se preocupa por integrar los
edificios en el espacio urbano cosa que Bernini consigue a la perfección
aunque hoy se ha perdido en parte el efecto de sorpresa que la plaza
causaría en el espectador ya que en la época fascista se derribaron las
casas que ocultaban la plaza y se abrió una avenida que enlaza la
basílica con el Tiber.
Cada columnata está constituida por cuatro filas de gigantescas
columnas toscanas (capitel dórico, fuste liso y basa) aunque la
multiplicidad de puntos de vista crea una sensación de verdadero
bosque de columnas. Sobre las columnas corre un entablamento
rematado con la típica balaustrada barroca coronada por enormes
estatuas que representan a los grandes papas, apóstoles, profetas,
santos y patriarcas que reciben a los cristianos que acuden al Vaticano.
Con objeto de armonizar la columnata con la fachada construida por
Maderna se le añadió a ésta un cuerpo superior rematado también con
balaustrada y estatuas aunque desgraciadamente se rompió la primitiva
perspectiva ideada por M. Angel impidiendo la contemplación de la
cúpula desde muchos puntos de la plaza. (Bernini quería corregir la
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