Historia del Arte II NPE Historia del arte II | Page 37

PREPARATORIA grande habría reducido la escala de las dimensiones justamente en el punto donde debía alcanzar su cúlmen. Por eso, Bernini proyecta un baldaquino procesional engrandecido, de planta cuadrangular, una monumental obra de bronce, auténtico foco de atracción visual para quien entra en la iglesia, en la que aparecen, quizá por vez primera, las columnas salomónicas luego frecuentísimas en el barroco. Estas se hunden en el espacio vacío, lo hacen vibrar son su ritmo helicoidal y con sus reflejos de bronce y oro, sugiriendo un movimiento de rotación en todo el crucero. El baldaquino es una espléndida fusión de arquitectura y escultura. Las gigantescas columnas sostienen un piso superior en cuyas esquinas observamos estatuas de ángeles, así como volutas vigorosamente curvadas que elevan hacia lo alto el símbolo de la victoria de la cristiandad sobre el mundo pagano: una cruz sobre un orbe dorado. La idea de cubrir el altar de una iglesia con una construcción no es nueva. Bernini se inspira en los ciboria medievales (la catedral de Santiago tenía uno), aunque partiendo de modelos en tela (los entablamentos curvos con pendones colgantes los demuestran y es probable que la palabra baldaquino derive etimológicamente de bagdaiquin, aludiendo a los entelados de Bagdad). Los baldaquinos pétreos son abundantes en el siglo XVI (numerosos casos en Galicia) y la idea se retoma en el Barroco (Altar Mayor de la Catedral de Santiago). Plaza de S. Pedro del Vaticano (Bernini, 1656-1667). La basílica de S. Pedro del Vaticano, iniciada por Bramante y continuada por M. Angel fue concluida por Maderna que añadió tres naves al primitivo proyecto de planta de cruz griega y construyó la actual fachada ya barroca pero de un barroquismo atenuado (ordenes gigantes, frontones etc). 36