De arriba abajo:
Zona de los llanos de Carchuna-
Calahonda donde se localizaba el alfar romano. Hoy el lugar está ocupado por invernaderos y un cortijo llamado significativamente Las Ánforas.
En la cabecera de la rambla de Cañizares-Escalate hay abundantes yacimientos arqueológicos de distintas épocas, entre ellos dos de época romana.
con algún tipo de embarcadero, así como una pequeña necrópolis tardorromana del siglo
IV de nuestra era 59. Estos contenedores eran suministrados a las cercanas factorías de Sexi para satisfacer su gran demanda, aunque no se debe descartar la posibilidad de la producción de salazones in situ. Probablemente la zona baja de la colina del Maraute y, según algunos comentarios, los alrededores de la iglesia de Torrenueva son lugares donde bien pudieron existir piletas de salazón. Por su parte, y a pesar de la excavación de urgencia practicada en 1986, no conocemos casi nada del antiguo asentamiento romano de Paterna; tan sólo los restos pésimamente conservados de lo que parece ser una cisterna, construidos en mampostería y recubiertos de hormigón impermeable, el típico opus signinum, y algunos escasos materiales cerámicos. En época tardorromana el asentamiento fue abandonado, para ser ocupado de nuevo a partir del siglo X, identificándose como la alquería islámica de Batarna 60.
• La desaparecida figlina o alfarería de Carchuna-Calahonda se localizaba en la zona de unión de las estribaciones más meridionales del karst de Calahonda con los llanos de Carchuna, en una derivación del camino del Puntal que une estas dos poblaciones entre el actual paisaje característico de invernaderos. Actualmente se encuentra a unos 1,5 km aproximadamente de la línea de costa, pero es necesario recordar que cuando este taller alfarero estaba en plena producción, entre los siglos I al III de nuestra era, la orilla del mar debía de estar muy cercana. Aunque en el siglo XIX Pascual Madoz en su célebre Diccionario hace referencia a « hornos de alfarería » en Calahonda 61, debemos esperar a 1957 en que Jesús Arias describe el hallazgo de una gran cantidad de ánforas romanas dispuestas en hilera, formando parte sin duda del depósito de una alfarería 62. En la década de los setenta, dos pesos pesados de la arqueología hispana de la época y de la anforología en particular, M. Beltrán y R. Pascual, dan por hecha la existencia de un alfar romano en esta localidad 63. Más adelante, el investigador motrileño Jesús Tarragona comenta el hallazgo de un depósito de ánforas con motivo de unos movimientos de tierra en una finca particular de Calahonda, denominada paradójicamente Las Ánforas. Además, en otro estudio posterior, publica algunas fotos de ánforas procedentes del citado alfar conservadas por los lugareños 64. Hoy en día, este yacimiento aparece incluido sin ningún atisbo de duda en toda la bibliografía especializada sobre el tema. No obstante, podemos ir más lejos y asegurar que, en la citada figlina, se producían contenedores para salazones de los tipos Dressel 14, Dressel 14B y Beltrán II B, así como cerámica común de cocina y constructiva( ladrillos y tégulas) con una cronología que abarcaría desde el siglo I al III d. C. 65.
Otros asentamientos de menor relevancia
En la comarca costera de la desembocadura del Guadalfeo el poblamiento se diseminaba por otros asentamientos de menor relevancia pero que también dejaron su impronta en el territorio y en la economía de la zona. Someramente, pueden organizarse en dos grandes grupos:
1. Establecimientos de carácter agropecuario: localizados en las riberas y colinas próximas
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 98 05 / 01 / 2011, 10:23