Tumba 4, zona C. Cámara de sillares con dromos.
Necrópolis de Puente de Noy, Almuñécar.
ya habían sido investigadas algunas de las tumbas por obreros de la construcción y eruditos locales y habían desaparecido muchos de sus materiales. No obstante, en la localidad almuñequera se tenían ciertos indicios de la presencia fenicia ya que habían aparecido anteriormente dos sepulturas, una a comienzos del siglo XVII y otra en 1870.
En la zona de la necrópolis se han documentado veinte enterramientos formando dos hileras. Son pozos más o menos circulares de unos tres o cuatro metros de profundidad con nichos laterales u hoyos en el fondo para depositar las urnas cinerarias, que estaban tapadas con grandes lajas de piedra. Frente a la sencillez de las tumbas, lo que llama poderosamente la atención son los ricos ajuares funerarios formados por platos de engobe rojo, jarros piriformes( oinocoes) y de boca de seta, lucernas bicornes, kotyles protocorintios 27, huevos de avestruz decorados, joyas y las propias urnas cinerarias, que son en realidad espectaculares vasos de alabastro de origen egipcio( al igual que varios escarabeos encontrados), en ocasiones con inscripciones jeroglíficas grabadas y cartelas de los faraones Apofis I( entre el XVII y el XVI a. C.), Osorkón II, Chechonq III y Takelot II, estos tres últimos pertenecientes a la XXII dinastía de los siglos IX-VIII a. C. 28, lo que constituye el grupo más importante y numeroso fuera de Egipto de este tipo de vasos. De lo que no cabe la menor duda es de que semejantes ajuares funerarios debieron pertenecer a las élites de la ciudad fenicia, enterrada en esta necrópolis.
No obstante, los investigadores no se ponen de acuerdo en la cronología del yacimiento. Si bien Manuel Pellicer en su momento dató la necrópolis en la segunda mitad del siglo VII a. C. basándose en la cronología de los kotyles protocorintios 29; otro investigador posterior, Iván Negueruela, según la cerámica de barniz rojo, la situó un poco antes, a fines del siglo
VIII perdurando hasta finales del VII a. C. 30. Otra problemática suscitada es el escaso número de tumbas encontrado, que ha llevado a pensar que la necrópolis no fue descubierta en su totalidad o que no fuese la única zona de enterramiento que tenía la ciudad en ese tiempo.
La segunda de las necrópolis que constituyen el conjunto funerario de Sexs se ubica al oeste de la ciudad, al otro lado de la desembocadura del río Verde, en el denominado cerro de Velilla, donde al parecer se situó una nueva área de enterramientos. La información que se tiene de ella es muy escasa, ya que no se ha excavado en la zona; tan sólo se han hecho algunas prospecciones que han dado como resultado la recuperación de algunos materiales fenicio-púnicos. Entre ellos destacan un escarabeo de plata, un colgante de oro, varias cuentas de collar, quemaperfumes, ollas, jarras, cuencos y un vaso de alabastro. No deben confundirse estas tumbas con las aparecidas en la parte más elevada del cerro, que se corresponden con una etapa anterior, la cultura del Argar, en plena Edad del Bronce, que han proporcionado un importante conjunto de vasos carenados, así como dos puñales con escotaduras.
Por último, la tercera de estas necrópolis se localiza en la zona de Puente de Noy, en la colina donde actualmente se halla el instituto Antigua Sexi. Al igual que la del cerro de San Cristóbal, en tiempos de su utilización como área de enterramiento debió de estar muy cercana al mar. Por su cronología parece que sucedió a la de San Cristóbal durante la segunda mitad del siglo VII a. C.( coexistieron ambas durante algunos años) y perduró en el tiempo hasta el siglo I a. C., ya en época romana. Fue excavada por el arqueólogo municipal F. Molina Fajardo durante seis campañas( distribuidas entre los años 1979, 1980,
1981, 1983 y 1993, además de una limpieza efectuada en 1986), quien dividió el yacimiento en cinco zonas de trabajo 31.
88
INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 88 05 / 01 / 2011, 10:23