Historia de Motril | Page 204

do llegaba la Guardia Civil con los mulos cargados de bultos inertes se oía aquella terrible expresión: «¡ Aquí traen carne fresca!».
Debemos considerar, sobre todo, que estamos hablando de una sociedad que vive bajo la batuta de una dictadura, del dominio omnipresente de todo lo relacionado con el régimen franquista. Aparte de las persecuciones y reservas que se tuvo sobre un buen número de gente, la verdad es que se establece un régimen donde el temor, incluso al vecino o a la familia, la desconfianza, se vuelve algo más que corriente. Incluso en las propias casas de los perseguidos, o donde se ha sufrido la muerte de algún familiar considerado como republicano( desafecto al régimen), se llega a sentir vergüenza, no se habla del tema, se tapa bajo la losa del silencio.
dad de la tierra de los huidos queda en manos de terceros a través del Acta de Posesión, emitida por la Junta Local de Servicios Agrícolas de Motril 55.
Y es que la lucha entre ambas facciones, aunque completamente desproporcionada, siguió perviviendo en las estribaciones de la sierra de Lújar, Sierra Nevada y otras zonas montañosas en forma de grupos guerrilleros. Así, la guerrilla 56, que seguía blandiendo la bandera de la legitimidad de la República y de las ideas democráticas, quedó relegada por la información oficial al papel de simples salteadores y bandidos que se enfrentaban a la Guardia Civil. Un hecho que se prolongó casi tres lustros y que supuso una verdadera caza del hombre. Cierto es que algunos grupos guerrilleros derivaron sus actuaciones de lucha en acciones delictivas, bastante distantes de su planteamiento original. Pero no es menos cierto que parte de las acciones que se les atribuían las realizaban agentes del propio gobierno franquista como medida de propaganda negativa sobre ellos. Sin duda, lo peor fue que la aberrante ley de fugas sirvió para asesinar a buen número de estos combatientes. El resultado luctuoso de estas acciones, no siempre reconocido, sí se hacía público en el caso de algún guerrillero destacado o personaje popular en Motril. Cuan-
Era algo habitual, ya que se establecen controles carcelarios, o campos de concentración, como se quiera, en el antiguo castillo de Carchuna y en la fábrica de San José, en El Varadero, para los que son detenidos o proceden de la Zona Roja. Se realizan funerales por las víctimas del ejército afecto al Régimen, mientras que se ignora a los caídos en el enemigo; se hacen homenajes, se levantan monumentos, y hasta se ordena que los jóvenes deben afiliarse inexcusablemente a la O. J. E. 57. Es realmente un control absoluto de la sociedad, donde la delación era moneda corriente y, lo que es peor, cualquier sospecha podía llevar a un inocente a la cárcel, o ser objeto de aquella famosa y denigrante ley de fugas, desapareciendo para siempre.
Pero las necesidades que genera esa sociedad obligan a reactivar el funcionamiento de esa sociedad agraria. Aunque se encuentran con un grave problema: la falta de rendimientos en la caña de azúcar ante el desbarajuste de personal y medios que soportan las fábricas se hace sentir al comenzar los años cuarenta. A esto se suma la inusual competencia del boniato, al crecer de forma desmedida su precio y ser un tubérculo de uso generalizado entre las clases populares.
Se calcula que casi la cuarta parte de la superficie dedicada al cultivo cañero se ve afectada por ese nuevo « levantamiento de zocas de cañas », así que más de 10 mil marjales, de los casi 40 mil disponibles en las vegas de Motril y Salobreña, desaparecen, con la consiguiente
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 204 05 / 01 / 2011, 10:25