sobre una situación que no volvería a repetirse: el agrupamiento de todos los continentes en uno solo como consecuencia de la deriva continental. Este supercontinente se extendía entre los dos polos formando una barrera de tierra orientada de norte a sur cuya configuración tuvo graves consecuencias para el clima y los ecosistemas del planeta. En el mar las condiciones eran bien distintas. Un gran océano, el Tethys, se extendía hacia el este. Se trataba de un mar somero y cálido rebosante de vida, donde, no obstante, tenían lugar episodios de desecación en las zonas costeras que dieron origen a grandes concentraciones de yeso y anhidrita.
Una serie de acontecimientos, desconocidos en detalle pero que interesan a la disposición geográfica, la actividad volcánica y la posible acción del impacto de un gran meteorito, determinaron que en el tránsito entre el Pérmico y el periodo siguiente, el Triásico, se produjera la mayor extinción de vida en la historia del planeta: el 95 % de las especies marinas y el
40 % de las terrestres. La extinción fue precisamente más dura allí donde las condiciones eran menos exigentes: ese mar cálido y somero, mientras que la tierra, donde la aridez estrangulaba la vida, fue la menos afectada.
DEL MAR A LAS MONTAÑAS: LA CONFORMACIÓN DEL RELIEVE
Desde el inicio de la sedimentación de las rocas alpujárrides hasta su emersión transcurrieron casi 200 millones de años. Esto tuvo lugar hacia el Oligoceno, hace aproximadamente 30 millones de años, fecha en que se inicia una fase de inestabilidad en las cordilleras Béticas que perdura hasta la actualidad 2. Entre ambos momentos tiene lugar una historia impresionante por la magnitud de las fuerzas que se pusieron en juego y que afectaron a la dispersión de las tierras emergidas en el planeta. La Pangea, la Tierra única, comenzó a fragmentarse en grandes continentes que conformaron nuevos océanos entre sí. La rotura de las placas propició una intensa actividad tectónica que afectó a los sedimentos, produciendo su movilización y apilamiento e induciendo la emanación de rocas volcánicas, como las presentes en el cerro del Toro, que indican el comienzo de la apertura del Atlántico. Bajo estos empujes, un gran conjunto de rocas denominado bloque de Alborán, localizado a unos 300 kilómetros al oeste de nuestra posición actual, y entre las que se encontraban las presentes actualmente en nuestra comarca, fue comprimido sobre las placas africana e ibérica, plegado y fragmentado hasta emerger del mar y conformar los primeros relieves montañosos de la comarca y, a escala regional, al orógeno alpino, esto es, el levantamiento de las cordilleras Béticas, Pirineos, Alpes, Himalaya, Rif y resto del cinturón montañoso que circunda el Mediterráneo 3.
El emplazamiento de estos materiales se realizó mediante la superposición de unidades que poseen una característica común: poseen una base silícea( filitas, esquistos, cuarcitas) sobre la que se sitúa otra carbonatada( calizas, mármoles), y que reciben la denominación de mantos. En Motril es posible distinguir tres de estas unidades 4. La más baja de todas ellas es la de Lújar, cuya unidad intermedia carbonatada 5 aflora en el Tajo de los Vados y Cerro Gordo, mientras que su base silícea, constituida por filitas y cuarcitas, lo hace hacia el este, hasta los relieves de la sierra del Conjuro. Aquí se le superpone un nuevo manto, el de Murtas, que se extiende hasta la población de Lújar y cuya formación carbonatada da lugar a los relieves de la sierra de Calahonda-Castell de Ferro. El tercero de los mantos, el de La Herradura, representado aquí por sus formaciones de esquistos y cuarzoesquistos, adopta una disposición compleja con una sucesión de anticlinales y sinclinales apretados que se laminan originando una sucesión de escamas
El mundo permotriásico. En el momento del inicio de la sedimentación de las calizas triásicas, casi toda la tierra emergida se encontraba unida en un único continente denominado Pangea( Paleomap Project).
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 19 05 / 01 / 2011, 10:22