De izquierda a derecha:
Carta con parte de la carga de un barco que se fleta desde
Motril a comienzos del siglo XIX( Archivo Municipal de
Motril, leg. 440).
Membrete del Ayuntamiento( Archivo Municipal de Motril, leg. 71, pza. 9, s. f., ca. 1860).
• Torrenueva. Junto a la torre edificada en el siglo XVIII, en la falda del Cerro del Aire, hay una pequeña agrupación de siete casas y dos chozas que habitan veintinueve personas, cercanas a las viejas salinas de la Latina, « formada por una sucesión de pequeñas balsas, de unas 426 varas de longitud », que está inutilizada por orden gubernativa.
• Calahonda. En el espacio definido entre escarpados acantilados y la orilla del Mediterráneo se agrupan un total de sesenta y seis viviendas, sin ninguna urbanización ni planeamiento, que acompañan a lo que se conoce como Edificio del Rey, y una fábrica de ramales y cordelería, que tienen como función principal atender las necesidades del puerto existente, junto a casi una treintena de cortijos dispersos. La población de la misma es reducida: sesenta y siete vecinos y 311 habitantes. Es un espacio costero que, como otros en nuestro entorno, no comienza a desarrollarse hasta finales del siglo XVIII, gracias a la construcción de la batería costera de Carchuna, que disuade a los piratas de arribar a estas costas a partir de entonces. Permite, al menos, asegurar en buena medida el movimiento marítimo y estabilizar cierta producción agraria. Aunque, a diferencia de las anteriores, el suelo de este anejo apenas se dedica al viñedo( diez fanegas), mientras que casi 1.400 de ellas se destinan a la siembra de cereales, leguminosas y escaso arbolado( olivos, almendros, higueras y frutales). En este espacio queda integrado un territorio que nos suena: Carchuna, dividido en 104 suertes
de tierra, casi todas en manos de propietarios ajenos al entorno motrileño, y ocupadas en buena parte por plantas herbáceas y palmeras.
En resumidas cuentas, junto con la producción algodonera que todavía pervive en buena parte de la vega, y la escasa superficie dedicada a la caña, el municipio motrileño basa su rendimiento económico en las viñas, olivos, almendros, higueras y chumberas. Buena parte de estos cultivos arbóreos se intercalan con el maíz y, en menor medida, con trigo, cebada, panizo, etcétera. Por supuesto, hay que mencionar el tomate, las habichuelas, patatas y boniatos. Otras producciones, aunque escasas y sin demasiada calidad, son: naranjos, limoneros, plataneras, chirimoyas, aguacates y guayabos.
Como vemos, el entorno en que se desarrolla la vida del municipio motrileño mantiene, esencialmente, su carácter agrario, pero con vistas a una producción que genere beneficios a los propietarios absentistas que dominan el suelo, hasta el punto que « los trigos escasean en ésta, generalmente en razón a que esta Vega no produce ni aun para un mes del consumo de la población, pues su plantío está reducido a algodón, maíz, garbanzos y habichuelas, y el secano para soberbios plantíos de viña y algunos olivos; este último artículo va tomando mucho incremento pues hace tres o cuatro meses, es decir, en la recolección, se pudo acopiar muchas arrobas por 30 y 32 reales y hoy se halla ya en 53, que es decir a 60, porque nadie quiere vender ahora que lo buscan » 24.
180
INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 180 05 / 01 / 2011, 10:24