Historia de Motril | Page 179

mandarlo a Málaga y allí que lo cargue el barco cuesta a 21 / 2 reales de porte por cada arroba. Vd. me dirá lo que hago para mi gobierno.(…) Firmado: Diego Díaz.
Y es que esta ciudad, ya mediado el siglo XIX, tiene que compaginar dos hechos diferenciados y diferenciadores: su término jurisdiccional, en el que quedaban integrados lugares que hoy nos llaman la atención: Castell de Ferro, Gualchos, Jolúcar, el señorío de la villa y término de Vélez de Benaudalla, Lagos y Lobres; y su término municipal, donde destacaban las poblaciones de La Garnatilla y Tablones. En menor medida se distinguían otros puntos escasamente habitados: El Varadero, Torrenueva y Calahonda, así como un buen número de cortijos dispersos por su geografía. Quizás sea el momento de detallar las características de este entorno municipal, un tanto diferente al que nos encontramos en nuestra vida del siglo XXI 23:
• La Garnatilla. Su importancia queda indicada por la presencia de un alcalde pedáneo, que controla la actividad de un importante vecindario para la época: sesenta y dos vecinos, que aglutinan a 279 habitantes. Viven en noventa y seis casas( siete de dos pisos), distribuidas irregularmente en dos barrios( alto y bajo), a lo largo de dos laderas contiguas y comunicadas por cuatro calles, algunas de las cuales incluso están empedradas, y algunos callejones. También encontramos, diseminados, un total de quince cortijos, aunque sólo cuatro están habitados. Su centro neurálgico está en una plaza del Barrio Alto, donde se localiza su iglesia, construida en 1802, y el cementerio, ya sin uso. Para abastecerse de agua cuentan con varios puntos: entre ambos barrios hay una fuente, que también hace las veces de abrevadero para el ganado; una alberca, usada como depósito de aguas; y otros cuatro manantiales dispersos. La justificación de este poblamiento la encontramos en las explotaciones agrícolas que la rodean, que aprovechan casi tres mil fanegas de viñedo, y otras casi novecientas fanegas dedicadas a diferentes cultivos de secano: trigo, cebada, garbanzos, maíz, etcétera( el algodón se tuvo que dejar de cultivar por falta de agua). El resto del terreno, casi inculto, es fruto de la explotación que sufrió a lo largo de los siglos precedentes, que provocó la desaparición de sus encinas, alcornoques y diverso arbolado, en
beneficio de los hornos de los trapiches e ingenios azucareros de Motril; aunque todavía quedan algunos olivos, higueras, almendros y otros árboles frutales. La producción minera de cal y yeso, así como un molino aceitero, completan las riquezas locales.
• Tablones. Su nombre ya nos señala la posición del punto más poblado de este anejo motrileño: la llanura de un altozano; y su forma, en plural, ya nos indica la dispersión poblacional y urbana. Por ello, había que localizar a su vecindario en pequeños grupos de casas y cuevas. Al igual que en el caso anterior, su principal producción son las más de dos mil fanegas de viñedo; otras trescientas, sembradas de cereales y legumbres, principalmente; y más de la mitad de su suelo, completamente inculto. Aquí habitaban sesenta y tres vecinos, que agrupan un total de 276 personas, surtidas del agua de sendas ramblas. Incluso se señalan otras producciones, como la minera( cal, yeso y cobre argentífero) o la de dos molinos( aceite y harina).
• Varadero. A partir de las obras de la batería de frente defensivo que se construyó a finales del siglo XVIII, o a su resguardo, se agrupan: una casa-fielato, que hace también las veces de cuartel; un gran almacén con viviendas, levantado a principios del siglo
XIX; otros dos más pequeños; una tienda de vino y licores, y seis chozas y barracas, donde viven veintiséis personas, que se surten del agua producida por dos pozos.
Carta enviada a Barcelona por Ruperto de la Cámara desde Motril( Archivo particular Benito García Rodríguez).
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 179 05 / 01 / 2011, 10:24