mado afectó a la nación española entre 1808 y
1814, aunque aquí su incidencia directa, la ocupacion del territorio, transcurre entre febrero de 1810 y septiembre de 1812.
En este tiempo, Motril se convirtió en el centro estratégico del ejército invasor que controlaba toda la Costa y la Alpujarra, así que los soldados franceses se convirtieron en unos incómodos vecinos a los que se tuvo que soportar durante esos dos años y medio. El convento de los Capuchinos, el de los Mínimos y el de San Francisco se convierten en cuarteles; el de las Madres Nazarenas, en prisión para mujeres; la Casa de la Palma, en cárcel para hombres. Pero lo más sangrante para la vecindad motrileña, y las de la zona, eran las cargas impositivas de todo tipo: alimentos, bebidas, camas, paja, etcétera; sin contar con la gran cantidad de dinero en metálico que exigen y hay que reunir entre los que tienen capacidad económica para ello. Y siempre bajo la amenaza de utilizar la fuerza de las armas: el apremio militar.
Todo ello se acompaña de la presencia de la horca 20, o de la exposición pública de los ejecutados o abatidos 21 en la Plaza Mayor, elementos disuasorios y de castigo que se aplican a los que no colaboran o se enfrentan al ejército francés. A pesar de todo, la presencia de la guerrilla será un hecho habitual en el entorno de la sierra de Lújar, los Guájares, Alpujarra, etcétera, con un control casi absoluto del entorno, salvo los lugares donde hay una presencia significativa de la milicia francesa: castillos de Almuñécar, Castell de Ferro y el propio Motril.
Este control de las « partidas guerrilleras » es tan importante que la mayoría de las localidades de la zona, incluso Motril, se verán afectados por asaltos de las mismas, con distintas huidas y regresos del ejército francés, hasta su abandono final en los primeros días de septiembre de 1812. Después, llegará la persecución sobre los que se destacaron en la ayuda al invasor( aunque la mayoría huyeron con ellos por temor a las represalias). Lo cierto es que el dominio de la tierra, el principal recurso de esta ciudad y su entorno, eminentemente agrario, no deja de ser un espacio reservado a una élite económica y socialmente poderosa.
EL ENTORNO DE LA CIUDAD EN EL SIGLO XIX: POBLAMIENTO Y TERRITORIO
Sin embargo, Motril, a pesar de los problemas que puede tener, ante todo se considera el centro político y administrativo de la costa granadina. Una preeminencia que ya no perderá en los siguientes doscientos años y que determina su importancia como cabecera de una amplia comarca, desde Almuñécar hasta el entorno de Albuñol. Situación que se ve consolidada por la nueva distribución administrativa de España donde el territorio hasta ahora conocido como Reino de Granada se dividió en 1833 en las provincias de Granada, Málaga y Almería. Pero la evolución de la vida sigue, y el esfuerzo de sus gentes hace que casi mediado el siglo
XIX el volumen edificado dentro de lo que es el término de la ciudad sobrepase ampliamente los dos mil edificios, sin quedar apenas recuerdo de esa guerra contra el francés, de los ata-
De izquierda a derecha:
Reconocimiento de pesos, pesas y medidas realizado por el Gobernador en varias tiendas y tabernas el 28 de febrero de 1828( A. M. M., leg, 31, pza. 16).
Declaración de propiedades de un vecino de La Garnatilla en 1832( Archivo Municipal de Motril, leg. 440, pza. 41).
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