Si, como ya hemos adelantado escuetamente, la crisis, el hambre y la miseria son los elementos con los que conviven los habitantes de aquel delta del Guadalfeo de finales del siglo XVIII, este cuadro que refleja la vida local parece cambiar con los albores del nuevo siglo XIX. Y es que aquella crisis obligó, ya en el año 1783, a que se diesen las órdenes con objeto de « levantar las zocas de cañas para que sean sustituidas por hortalizas » 16.
Sin embargo, la necesidad, sobre todo el hambre, hace que se busque una alternativa, al menos momentánea, en un pueblo cuyo modo de vida, como tantos en España, se basaba en la producción agraria. Tras pruebas con diversos cultivos, como el maíz y el arroz, se encontró la solución: el algodón. Será la tabla de salvación a la que se agarren los motrileños de toda clase y condición para buscar su sustento. Y aquel vecindario cuya subsistencia quedaba pendiente de un hilo, y que sufría los embates de la penuria generalizada por la falta de subsistencias ante el precio que alcanzaban, vuelve a vislumbrar un hilo de esperanza:
Que con sus diferentes labores se ocupaban innumerables brazos de varias edades, y sexos, que antes estaban ociosos y ora eran útiles al estado, y havía conseguido también la gran ventaja de que se mantuviesen los pobres que carecían de todo medio para ello, ganando estos diariamente de treinta a quarenta reales en despepitar tres o quatro arrobas de algodón, al respecto de diez reales cada una, en dos turnos(…) y haviéndose pagado el trabajo de despepitar cada arroba a seis reales havía producido este ramo de industria ciento y ochenta mil reales que se havían repartido entre mugeres y niñas, que eran las que se ocupaban en esta operación con lo que se havían vestido, no hallándose ya persona de este sezo que aduviese descalza, ni con la desnudez que antes las sonrojaba, y como el jornal de recoger el algodón del campo se havía satisfecho a quatro reales por arroba havían ganados los muchachos de nueve, a diez años, que eran los que se empleaban en esta operación, noventa mil reales, con cuyo producto se havían vestido, consiguiéndose el beneficio de darles honesta ocupación y libertarles de los vicios de la ociosidad 17.
Precisamente, con aquel auge del algodón serán numerosos los intermediarios o represen-
Reproducción del plano de la ciudad de Motril. Francisco Coello: Atlas de España, 3 ª Hoja de Suplemento( Archivo del autor).
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 175 05 / 01 / 2011, 10:24