monasterio de la Cartuja de Granada se conforman de manera similar, aunque sus tierras se trabajan mediante la explotación directa. El patrimonio de los Vitoria tiene su origen en la repoblación y en la compra de bienes procedentes de los moriscos, sus tierras son de explotación directa.
Lógicamente el número de arrendatarios, es decir, campesinos sin tierra, tenía que ser elevado, en torno al 60 % mayor al censo de propietarios, según el Catastro. Aunque a veces fueran al mismo tiempo propietarios y arrendatarios, el grueso de arrendatarios está compuesto por colonos sin tierra, el 85 % del total, que trabajan el 45 % de la tierra de la vega de Motril 21.
LA PRODUCCIÓN AZUCARERA
Ya hemos indicado que la actividad económica de Motril y de toda la costa giran fundamentalmente en torno a la producción azucarera, pero a pesar de la íntima interrelación entre la tierra y los ingenios, lo normal era que los propietarios de ambos fueran personas distintas, de forma que la propiedad de la tierra responde a la necesidad de optimización de la renta agraria precapitalista, y la propiedad de los ingenios, por el contrario, a la necesidad de realizar el interés de comerciantes que no controlan los medios de producción.
La creación de ingenios es una actividad extraordinariamente rentable, se podían amortizar con los ingresos de una década 22, lo que hace que aparezcan como propietarios tanto órdenes religiosas como comerciantes o nobles, normalmente absentistas y por tanto desvinculados absolutamente de la ciudad.
Los arrendadores o aviadores sí suelen ser motrileños o al menos granadinos, que además de obtener beneficios pueden dar salida a su propia producción cañera; en todo caso, burgueses. Su intención primordial es la de incrementar su patrimonio agrario; la mejora del sistema industrial no entraba entre sus objetivos, con lo que no existió nunca una posibilidad de mejora del sistema productivo. En casi tres siglos apenas renovaron las máquinas, ni las técnicas industriales, ni se preparó el sistema para un mercado más abierto. Las quejas de los productores de cañas ante las malas condiciones de las fábricas y lo defectuoso del proceso de elaboración del azúcar son frecuentes a lo largo de toda la Edad Moderna, pero más específicamente a lo largo de todo el siglo XVIII. Es además un hecho que constatan cuantos visitan la zona, como Simón de Rojas Clemente o Manuel de Moñino, entre otros.
Así, hubo muchos ingenios en Motril, pero pequeños y poco dotados, que trabajaban siguiendo prácticas gremiales en la adjudicación de los elementos básicos de la producción, ya sean la leña, como hemos visto antes, ya sea la materia prima, con lo que, en la práctica, no había competencia. Utilizaban una gran cantidad de mano de obra, que Manuel Domínguez estima en torno a mil por ingenio 23 y que procedían de casi toda Andalucía, aunque especialmente de la Alpujarra. El impacto que supuso el incremento de los salarios de estos trabajadores a lo largo del siglo XVIII sobre la crisis cañera de la segunda mitad no está suficientemente estudiado, aunque existan referencias de ello 24.
A principios del siglo XVIII perviven seis ingenios: Toledanos, Pataura, Trapiche, La Palma, Nuevo y Viejo, pero las dificultades de la Guerra de Secesión y las coyunturas agrícolas hacen que en 1723 quedan reducidos a cinco. El Catastro hace la distinción entre trapiche, dos, e ingenios reales arrendados, otros dos. Lógicamente la crisis del cultivo acarrea la de los ingenios. En 1770 ya sólo quedan tres y a principios del siglo XIX dos que no trabajan
El cruce del río Guadalfeo por el Tajo de los Vados sería más o menos así. Las comunicaciones eran extraordinariamente malas( Museo preindustrial de la caña de azúcar).
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 157 05 / 01 / 2011, 10:23