Historia de Motril | Page 152

De los sistemas de fertilización de estas tierras, sólo tenemos constancia del uso del estiércol y de algunos experimentos como los denominados hormigueros de los que nos habla Simón de Rojas, aunque podemos deducir la práctica del policultivo, que empobrece menos el suelo y puede mantener rendimientos satisfactorios.
EL TERRAZGO Y LOS SISTEMAS DE CULTIVO. LA PRODUCCIÓN Y LA DISTRIBUCIÓN DE LOS RECURSOS
El terrazgo de la vega motrileña tiende a oscilar de forma importante debido a la existencia de una importante cantidad de tierra cuyo aprovechamiento dependerá de las coyunturas agrícolas y de la rentabilidad de los productos cultivados, así como de las oscilaciones climatológicas que incrementarán o reducirán las tierras encharcadas a fuerza de inundaciones. La intensa labor de colmatación del río irá incrementando el terrazgo disponible, aunque la irregularidad de su cauce y los escasos medios de control disponibles permitan la persistencia de un importante volumen de tierra inculta. Los datos que tenemos son algo fragmentarios pero clarificadores 16.
Nos dice Simón de Rojas Clemente que a mediados del siglo XVI la vega de Motril tendría una superficie cultivada de unos 15 mil marjales, mientras que otras fuentes calculan, para
1561, 23.476 marjales de labor, lo que seguramente estaría más cerca de la realidad 17. El Catastro de Ensenada nos da testimonios más certeros: establece que el porcentaje de tierra inculta de toda la vega del Guadalfeo asciende a 8.362 marjales encharcados( el 18,5 % del total del terrazgo), mientras que serían 25.270 marjales de riego, de los que 7.005 son de primera calidad, 6.460 de segunda y 11.085 de tercera; habría también 2.988 fanegas de secano, de las que 329 son de primera, 755 de segunda y 1.904 de tercera, y a estas cantidades hay que añadir otras más reducidas de terreno inculto y de monte bajo, siempre según dicho Catastro de Ensenada.
Y continuamos con datos fragmentarios: en
1779, según la Real Sociedad Económica de Amigos del País, el total de tierras incultas era de 15 mil marjales; y en 1785 Simón de Rojas Clemente y Rubio parte de una superficie total de 60 mil marjales, con un importante peso de tierras incultas: 14 mil marjales inutilizados por la avenidas del río y otros 16 mil encharcados. Finalmente, en 1830 era considerado erial el 40 % de los 30 mil marjales de su vega, con lo que al menos hasta ese momento los problemas seguían siendo muy similares.
En cualquier caso las tierras incultas suponen una cifra cercana al 20 %, lo que supone una cantidad significativa del terruño y de los límites que el río, y sobre todo la tecnología hidráulica, imponen. En este terrazgo, el sistema de cultivo dominante es el cañero, primero porque se adapta extraordinariamente bien a las condiciones climáticas y edafológicas de la vega de Motril, y después porque históricamente se ha significado como producto de lujo que ha producido pingües beneficios tanto a los dueños de la tierra como a los de los ingenios y a la propia Corona.
La significación real de la caña va más allá de la producción de azúcar, aun cuando este sea el elemento determinante: con los cabos se alimentaba al ganado de tiro, y los desperdicios de la molienda, el « turrillo y las tabaduras de la ragua », servían para alimentación de los cerdos.
La evolución del terrazgo dedicado a la caña puede ser como sigue:
1717........................................ 8.628 marjales 1752...................................... 25.000 marjales 1770...................................... 17.000 marjales 1782...................................... 20.000 marjales 1801....................................... 1.889 marjales
Estas estimaciones, como las anteriores sobre el terrazgo, pueden fluctuar algo según los diferentes autores, pero muestran claramente las tendencias en el cultivo. En primer lugar su carácter cíclico, muy en relación con una producción que, aunque cuenta con un mercado en expansión, también lo hace con una oferta en expansión en otros mercados del mundo, y con una incapacidad manifiesta para mantener una mínima regularidad en las cosechas siempre expuestas a los avatares de la naturaleza. En segundo lugar, el desarrollo de un fuerte proceso de decadencia que conducirá a fines de siglo XVIII a la casi extinción del cultivo debido a causas muy diversas pero con un trasfondo común.
Según los datos anteriores, se produce un incremento continuo del terrazgo destinado a la
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 152 05 / 01 / 2011, 10:23