De arriba abajo:
Formas de azúcar.
Ingenio azucarero( Jan van der Straet.
1600. Nova reperta. Antuerpia. Philippus Gallaeus). sabemos que en 1572 se asignaron a Motril sesenta pobladores, a los que se repartieron noventa suertes, y cuarenta a Pataura, es decir, un tercio aproximadamente del total de vecinos moriscos residentes en los dos núcleos en el decenio anterior. Los cañaverales e ingenios se arrendaron por tres o seis años hasta el Reglamento de 1577, que en uno de sus puntos dice que las tierras de caña « se cedan a censo perpetuo o al quitar procurando que sea con el mayor beneficio para la hacienda ». De éstas se acordó que las de Pataura se repartirían a los pobladores y con las demás se procedería a su venta en pública almoneda, como efectivamente se hizo a partir de 1578. Se cumplen así las recomendaciones del Consejo de Población, que reiteradamente había aconsejado al rey el repartimiento de las tierras de caña o bien su enajenación. No sucede, en cambio, lo mismo con
los ingenios, para los que se dan instrucciones para su aderezo y arrendamiento, lo que indica el cambio de rumbo en la pretensiones reales pero no el abandono de la idea, ya que con estas medidas se pretendía crear un monopolio sobre las instalaciones industriales imprescindibles para la transformación del producto y su introducción en el mercado. Por si queda alguna duda, a los compradores de inmuebles en Motril se les prohíbe de forma expresa « labrar ingenios en ellos ». No obstante, la moratoria sobre la venta de ingenios fue breve coincidiendo con las dificultades de la hacienda regia entre 1578 y 1581, años en los que se procede a la liquidación de la práctica totalidad del patrimonio morisco. Llegados a este punto cabe preguntarse por qué el Consejo de Población, que siempre había actuado como paladín de la hacienda regia, se opone una y otra vez a esta pretensión. Como bien pone de manifiesto Margarita Birriel 82, detrás de estos informes desfavorables se esconden los intereses azucareros de la propia oligarquía granadina, con vínculos genoveses que aprovechando su posición económica y sus relaciones logran hacerse con este floreciente negocio.
La ausencia casi total de documentación en el archivo municipal, fundamentalmente las actas capitulares, entre los años 1568 y 1581, nos impide hacer un seguimiento de las consecuencias de la expulsión y el posterior repartimiento entre cristianos viejos. En 1577, Felipe II envía al concejo motrileño una real provisión para el encabezamiento de las rentas reales de los próximos diez años por un alcance más bajo que en años anteriores y al que los motrileños se resisten aduciendo que los vecinos de la villa están exentos del pago de alcabalas y otros impuestos por reales privilegios y que en la villa no hay contribuyentes desde la expulsión de los moriscos 83. Aún en 1581 la villa muestra su malestar ante el nombramiento por parte del rey de otro oficio de regidor acrecentado en la persona de Hernán Pérez de Cáceres, alegando los motrileños que la villa todavía no se había recuperado de la sangría poblacional que supuso la expulsión de los moriscos y que, con apenas 350 vecinos, ya costea al teniente de corregidor, un alférez, dos fieles ejecutores, nueve regidores, un jurado y dos escribanos del cabildo 84.
No obstante, las condiciones sociales y económicas que la misma despoblación y el posterior proceso de repoblación habían creado
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 126 05 / 01 / 2011, 10:23