producto de la pesca( el doble que los forasteros), labranza y crianza( 10 % de lo que producen), del viento( gravaba los bienes muebles que se vendían en la villa: mulas, asnillos, ropas, especiería, lienzos y otras mercadurías, heredades( sobre los bienes raíces), jabón, tiendas, tienda y carnicería de Pataura y de la melcocha. A ello habría que añadir el tigual de las cañas dulces, que era una especie de portazgo que gravaba cada carga de cañas que se sacaba de la villa.
Por otro lado, las ordenanzas municipales les obligaban, a partir de 1540, al reparo forzoso de caminos y puentes y acequia, junto con el acarreo de agua, piedra y bastimentos a la iglesia mayor en tiempo de fustas.
Pero sin duda, la carga más difícil y vejatoria para la comunidad morisca era la obligación de alojar en sus casas a la gente de guerra 68. En 1511 y para evitar el despoblamiento de la villa, la reina Juana eximió tanto a los cristianos viejos como a los moriscos de esta carga que durante años se pagó de los propios del concejo. El alojamiento de las guarniciones militares que reforzaban la vigilancia, sobre todo en verano, se hacía en el mesón de Beatriz Galindo, La Latina, mientras que los capitanes de las compañías lo hacían en casas de cristianos viejos deshabitadas. Sólo excepcionalmente las tropas eran alojadas en casas de los vecinos como ocurrió en 1517, por falta de propios. Pero esta situación fue cambiando y a partir de 1530 la obligación sólo era para los cristianos nuevos, hecho que aumentó extraordinariamente la tensión entre ambas comunidades, sobre todo a raíz de la insurrección general de la taha de Órgiva en 1565. Entonces hubo que alojar en Motril a sesenta soldados de Alhama y a la compañía del marqués de Cortes, además de un repartimiento extraordinario de 120 ducados para el alojamiento de escuderos, lo que provocó una huida masiva a la Alpujarra de los moriscos que intentó frenar el concejo con la redacción de una ordenanza que los castigaba con la pérdida de sus bienes y 10.000 maravedís de multa. Como se puede apreciar, la tensión era muy grande y el concejo decidió derogarla semanas más tarde para facilitar su vuelta, pues sobre ellos recaía fundamentalmente el peso de las cargas impositivas que mantenían el sistema defensivo y económico. Para paliar de alguna manera esta situación la comunidad morisca ofreció al marqués de Mondéjar, Íñigo López de Mendoza, la construcción a su costa de una Casa de Escuderos 69 donde se alojara la tropa. Desgraciadamente, el estallido de la guerra de las Alpujarras hizo inviable el proyecto, que se le había encargado a Luis Machuca( autor también del baluarte conocido como torre de la Vela en la iglesia mayor) y que de haberse llevado a cabo hubiera supuesto una considerable modernización de los conceptos militares al uso en la época, al sustituir por un edificio estable los alojamientos en casas vecinales.
Hacia 1565 se produce un giro en la política religiosa de la Monarquía hispánica contra los moriscos, coincidiendo con la subida al trono de Felipe II. A partir de ese momento, no se toleraría nada que no estuviera dentro de la ortodoxia, al tiempo que se estrechaba el cerco sobre cualquier signo de identidad cultural, social o religiosa con pervivencias del islam, de acuerdo con los criterios confesionalistas adoptados por el Rey tras el Concilio de Trento 70. Se cerraba así el paso a cualquier medida conciliatoria con respecto a los nuevamente convertidos y no es casualidad la intensificación de las persecuciones, el procesamiento y confiscación de bienes llevados a cabo por el Santo Oficio durante la década de los sesenta, ni las disposiciones adoptadas por la célebre Junta de Madrid, que hacía suyas las reivindicaciones interpuestas por los prelados granadinos en el sínodo provincial de 1565, en el que se exige la aculturación y la adopción de apariencia y conciencia cristiana por parte de todos los moriscos del reino. De nada valen las súplicas expuestas por Núñez Muley en su espléndido y bello memorial, ni las que, incluso, interpone don Íñigo López de Mendoza, capitán general del reino, para que estas exigencias se relajen, y que hay que entender en el marco del enfrentamiento entre este personaje y Pedro de Deza, presidente de la Chancillería y defensor a ultranza de las disposiciones adoptadas por la junta de teólogos reunida en Granada.
Coincidiendo con estas medidas se produce un incremento de los ataques costeros por parte de los piratas berberiscos, así como un nuevo avance del turco en el Mediterráneo( conquista de Malta en 1564), factores ambos determinantes para la desestabilización del reino en tanto en cuanto alimentaban las aspiraciones de la población morisca, que ansiaba un levantamiento armado. Esto hizo que se realizaran una serie de ajustes en política de-
122
INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 122 05 / 01 / 2011, 10:23