Notas
1. Hoffmann, G. Holozänstratigraphie und Küstenlinienverlagerung an der Andalusischen Mittelmeerküste. Berichte aus dem Fachbereich Geowissenschaften der Universität Bremen, 2, 1988, pp. 54-63.
2. Arteaga, O. « La transformación del medio ambiente costero de Salobreña( Granada). Causas naturales e históricas ». En: Ciclo de conferencias pronunciadas con motivo del V Centenario de la incorporación de Salobreña a la Corona de Castilla( 1489-1989), 1990, pp. 55-83.
3. Hoy es mayoritariamente aceptado por los historiadores que el término « fenicio » deriva del vocablo griego phoinós o phoinix, que significa rojo, color que se asocia a la producción de púrpura, materia colorante de un tono rojo vivo que se extraía de unos moluscos, el murex trunculus y el murex brandaris. Se utilizaba para tintar ropajes de gran fama y esplendor en la antigüedad destinados a las clases sociales más ricas. En líneas generales, se atribuye su descubrimiento a los fenicios, que exportaron su fabricación a Occidente. Con certeza, algunos de ellos, los más pudientes, iban vestidos con ropas de este color rojizo, que llamaría poderosamente la atención a los indígenas iberos. Los propios fenicios no llegaron a denominarse a ellos mismos de esta forma, sino que se identificaban por el nombre de la ciudad-estado a la que pertenecían y por el nombre genérico de cananeos. Martín Córdoba, E., y Recio Ruiz, A. Los fenicios en la costa de Vélez-Málaga, 2002, pp. 17 y 162-163. 4. Arteaga, O. Art. cit., 1990. p. 56. 5. Arteaga, O. Art. cit., 1990. p. 58. 6. Es necesario tener en cuenta a la hora de comprender esta postura, reacia y negativa ante todo lo relacionado con los semitas, las ideas imperantes en la Europa de la época que desembocará en un impetuoso antisemitismo por parte de los investigadores europeos, especialmente alemanes, que tenían una gran repercusión en nuestro país. Martín Ruiz, J. A. Los fenicios en Andalucía, 2004, p. 15.
7. Aubet, M ª E. « Los fenicios en Oriente ». En: Revista de Arqueología 79, 1987, pp. 36-47.
8. Pellicer, M. « Excavaciones en la necrópolis púnica‘‘ Laurita” del Cerro de San Cristóbal( Almuñécar, Granada)». En: EAE,
17, 1962.
9. Desde hace más de cuarenta años, son los arqueólogos alemanes Schubart y Niemeyer los principales impulsores y protagonistas de estas excavaciones, cuyos resultados han sido plasmados en numerosas publicaciones que, de relacionarlas en esta colaboración, se haría muy pesado para el lector.
10. Molina Fajardo, F., Ruiz Fernández, A. y Huertas Jiménez, C. Almuñécar en la antigüedad. La necrópolis fenicio-púnica de Puente de Noy, 1982. Molina Fajardo, F., y Huertas Jiménez, C. Almuñécar en la antigüedad. La necrópolis fenicio / púnica de Puente de Noy II, 1985.
11. Arteaga, O., Navas Rodríguez, J., Ramos Muñoz, J. y Roos, A. M ª. Excavación de urgencia en el peñón de Salobreña( Granada), 1992.
12. Molina Fajardo, F. y Bannour, A. « Resultados de la campaña de excavación en la necrópolis fenicio-púnica de Puente de Noy( Almuñécar, Granada)». En: A. A. A., 1993, vol. III. 1997, pp. 254-257.
13. Estas denominaciones reflejan conceptos distintos dependiendo de los autores que las usen, sin que hasta el momento se haya alcanzado un consenso sobre el tema. Martín Ruiz, J. A. Los fenicios en Andalucía, 2004, p. 25.
14. Whittaker, C. R. « The western Phoenicians: colonisation and assimilation ». En: Proceedings of the Cambridge Philological Society
200, n. s. XX, 1974, pp. 58-79.
15. Frankenstein, S. « The phoenicians in the far west: a function of neo-assyriam imperialism ». En: Power and Propagande. A Symposium in Ancient Empires, 1979, pp. 263-294.
16. Aubet, M ª E. Tiro y las colonias fenicias de Occidente, 1987. Aubet, M ª E. Art. cit., 1987, pp. 36-47.
17. Wagner, C. G. y Alvar, J. « Fenicios en Occidente: La colonización agrícola ». En: Revista di Studi Fenici, vol. XVII, 1, 1989, pp. 61-102.
18. Schubart, H., y Arteaga, O. « La colonización fenicia y púnica ». En: A. Domínguez Ortiz( dir.), Historia de España, vol. 1, 1990.
19. González Wagner, C. « Fenicios ». En: Israel y Fenicia. Historia de la Humanidad vol. 6, 2000, pp. 61-94.
20. Pellicer Catalán, M. Aproximación a la prehistoria de Salobreña, 1992, pp. 80-83. Pérez Hens, J. M ª. « Yacimientos arqueológicos en la zona del Tajo de los Vados ». En: Los Tajos de los Vados. Monografías ambientales de la costa granadina, n º 2, 2001, pp. 35-42. 21. Arteaga Matute, O. Art. cit., 1990, pp. 69-71. 22. Arteaga Matute, O. et alii. Excavación de urgencia en el Peñón de
Salobreña( Granada), 1992.
23. Adroher Aurux, A. M. y Caballero Cobos, A. « De marineros a ciudadanos. El mundo fenicio en la costa granadina entre los siglos IX y I a. C.». En: Patrimonio Arqueológico de la costa de Granada. De la Prehistoria a la Edad Moderna, 2007, pp. 72-129.
24. Malpica Cuello, A. Medio físico y poblamiento en el delta del Guadalfeo. Salobreña y su territorio en época medieval, 1996, p. 116. Pérez Hens, J. M ª. Art. cit., 2001, p. 40. 25. Molina Fajardo, F. Almuñécar. Guía de sus monumentos, 1997, pp. 6-8. 26. Pellicer Catalán, M. Op. cit., 1962. Pellicer Catalán, M. « Relaciones de la necrópolis púnica del Cerro de San Cristóbal de Almuñécar en el Mediterráneo Occidental ». En: VIII C. N. A., 1964, pp. 393-403.
27. Vasos de poca altura y boca ancha, con dos pequeños asideros en los lados, junto al labio. Los dos de la necrópolis del cerro de San Cristóbal formaban parte del ajuar de la tumba 19 junto a un vaso de alabastro y sendos jarros, uno de boca trilobulada y otro de boca de seta. Son de estilo protocorintio subgeométrico de inicios del siglo VII a. C. y sirvieron a M. Pellicer para datar el yacimiento. Pellicer Catalán, M. Op. cit., 1962, fig. 32.
28. Pellicer Catalán, M. Op. cit., 1962, pp. 10-11 y 51-53. Martín
Ruiz, J. A. Op. cit., 2004, pp. 75-81 y 130-132. 29. Pellicer Catalán, M. Op. cit., 1962, pp. 63-65. 30. Negueruela, I. « Sobre la fecha de la necrópolis Laurita de
Almuñécar ». En: N. A. H. 22, 1985, pp. 193-210.
31. Sobre las tres campañas realizadas entre 1979 y 1980: Molina Fajardo, F., Ruiz Fernández, A. y Huertas Jiménez, C. Op. cit., 1982. De las campañas de los años 1981 y 1983: Molina Fajardo, F. y Huertas Jiménez, C. Op. cit., 1985. De la campaña de 1993: Molina Fajardo, F. y Bannour, A. Op. cit., 1997, pp. 254-257.
32. Molina Fajardo, F., Ruiz Fernández, A. y Huertas Jiménez, C. Op. cit., 1982. Molina Fajardo, F. y Huertas Jiménez, C. Op. cit., 1985.
33. Almagro Gorbea, M. « Los leones de Puente de Noy. Un monumento torriforme funerario en la península Ibérica ». En: Almuñécar, Arqueología e Historia, 1983, pp. 89-106.
34. Molina Fajardo, F. y Huertas Jiménez, C. Op. cit., 1985, pp. 31- 42 y 122-143.
35. La familia Barca, cuyos cabezas visibles eran Amílcar, Asdrúbal y el famoso Aníbal, era una de las principales de Cartago. Fue la protagonista del resurgir del imperio cartaginés tras la derrota en la I Guerra Púnica( 264-241 a. C.) y de la política expansionista en la Península Ibérica que daría lugar, tras el problema de Sagunto, a la II Guerra Púnica( 218-201 a. C.).
36. Las producciones salazoneras y salsarias de Sexi han sido alabadas, entre otros, por el poeta griego Dífilo de Sinope en el siglo III a. C., el geógrafo Estrabón en el I a. C., el naturalista e historiador Plinio El Viejo y el poeta Marcial, ambos en el I d. C., y el médico Galeno en el siglo II d. C. Pastor Muñoz, M. « Fuentes antiguas sobre Almuñécar ». En: Molina Fajardo, F. Almuñécar Romana, 2000, pp. 13-29. 37. Lario, J., Zazo, C. y Goy, J. L. Art. cit., 1999, pp. 247-250. 38. A Selambina la han citado en el siglo I d. C. Plinio El Viejo en su Historia Natural y Pomponio Mela, aunque este último confunde el topónimo Sel con Suel( actual Fuengirola), y por Ptolomeo en su Geografía del s. II d. C. Bernal Casasola, D. et alii. Los Matagallares( Salobreña, Granada). Un centro romano de producción alfarera en el siglo III d. C., 1998, pp. 45-47. 39. Bernal Casasola, D. et alii. Op. cit., 1998, pp. 19-62. 40. Arteaga Matute, O. et alii. Op. cit., 1992, pp. 46 y 62-63. 41. El histórico error de relacionar el topónimo Sexi con Motril ha llegado casi hasta nuestros días. Todavía bien entrada la década de los ochenta del siglo XX un reconocido autor motrileño aún lo sostenía en uno de sus escritos. Es más, incluso en el escudo de la ciudad de Motril se puede leer la expresión Civitas Sexis … traducido como la ciudad de Sexi.
42. De Almuñécar, Plinio el Viejo hace una referencia sobre sus salazones( véase nota 36) y otra sobre su denominación completa: Sexi cognomine Firmum Iulium, es decir, « Sexi apellidada
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INTERIOR HISTORIA DE MOTRIL. pmd 104 05 / 01 / 2011, 10:23