``HISTORIA DE LA CONTABILIDAD´´ Por el profesor Fernando Gutiérrez Hidalgo | Page 13

Según este autor, en la década de los ochenta las empresas redescubrieron el papel crítico que la producción jugaba en la generación de ventaja competitiva. Ejemplos de la importancia dada a las operaciones de fabricación pueden encontrarse en el compromiso con la mejora en la calidad de los procesos productivos y en el diseño del producto, en la reducción de los niveles de inventario y los tiempos de proceso (lead time), sistemas de fabricación Justo a Tiempo (Just in Time), en la producción y la distribución, y en la introducción de las operaciones productivas controladas por ordenador (el CIM, o entorno de producción integrado por ordenador). En general, las innovaciones productivas acentuaron la necesidad de mejorar los procesos operativos y de gestión.

Por lo tanto, las nuevas tecnologías de la producción, desarrolladas en la década de los ochenta, entraron en conflicto con el entorno productivo estable de la producción en masa de productos estandarizados que había sido la base de la contabilidad de costes y gestión en los años anteriores. No era raro el caso de empresas que notaron que sus medidas tradicionales de contabilidad de costes habían impedido la introducción de tecnologías de producción innovadoras. Por ejemplo, las medidas de la eficiencia del trabajador individual o de la utilización de una determinada máquina habían entrado en conflicto con objetivos de mejorar la calidad y reducir los niveles de inventarios. El intento de que los productos absorbiesen los costes fijos de la fábrica mediante la producción masiva de unidades antes de que se necesitasen, podría hacer que los costes fijos de producción se inventariasen y generasen incrementos en el beneficio contable del periodo (debido a las desviaciones de volumen favorables). Sin embargo, esta práctica iba en contra de los esfuerzos de la empresa por reducir los niveles de inventario, eliminar los defectos de la producción y mejorar la respuesta al cliente.

Por lo tanto, los sistemas de contabilidad de gestión debían orientar de forma clara el camino hacia la mejora en la producción y servicio al cliente. Los sistemas de medida tenían que servir de apoyo a los esfuerzos para incrementar la calidad y la productividad, ir hacia sistemas JIT y de producción integrada por ordenador, y ayudar a justificar la inversión en nuevas tecnologías. Por ello, al final de la década de los ochenta se planteó una revisión de las áreas de interés de la contabilidad de costes y gestión como consecuencia del nuevo entorno productivo (ver Johnson y Kaplan, 1988, Sáez Torrecilla, 1988 y Jönsson, 1989).

El entorno de la producción se modificó como consecuencia de la irrupción de los productos japoneses en los mercados occidentales. Las características de este nuevo entorno se pueden resumir en los siguientes puntos: (i) cambios rápidos en la tecnología que hicieron que se aumentase la productividad de forma exponencial; (ii) la aparición de productos con un ciclo de vida corto que hizo a las empresas lanzar al mercado continuamente productos casi perecederos; y (iii) cambios en la organización de la producción pasando de una organización por funciones, en la que el producto pasaba por una serie de fases, a una producción integrada en la que el producto se comenzaba y terminaba en un mismo proceso y con unos mismos trabajadores.

En general, este nuevo entorno supuso que la contabilidad de costes y gestión tuviera que ponderar aspectos que en la producción tradicional no se habían considerado. A continuación se va a presentar la influencia de estos cambios en la calidad, la gestión de inventarios, el sistema productivo y la estructura organizativa en los sistemas de costes.