• Etapa de la Verdad Costosa
Esta corriente de pensamiento comenzó a finales de los setenta, y consideró a los sistemas de contabilidad de gestión como una parte más de los sistemas de información generales de la empresa. En paralelo a los desarrollados en la teoría estadística de la decisión y la teoría económica de la incertidumbre, este enfoque trató a la información como un bien que, igual que los demás, podía ser adquirido y vendido. Por lo tanto, si la información es un bien económico, no se debe hablar de una "necesidad" de información sin tener en cuenta el coste de adquirirla y producirla. Según esta corriente, el valor de la información se obtiene a partir de un modelo explícito con los siguientes componentes:
1. El entorno al que se enfrenta el que decide.
2. Las acciones viables que se pueden tomar en una decisión.
3. Los resultados posibles de cada curso de acción y la probabilidad de ocurrencia determinada conjuntamente por la acción tomada y el estado de la naturaleza.
4. El papel del sistema de información al señalar el estado del entorno y los resultados de las posibles decisiones.
5. El coste del sistema de información.
6. La actitud frente al riesgo o las preferencias del que decide, normalmente representadas por una función de utilidad.
Como consecuencia de este enfoque, surgió la necesidad de comparar los beneficios y los costes de cualquier iniciativa de información adicional. Por ello, los modelos de decisión y los procedimientos de control sofisticados debían utilizarse sólo en contextos en el que los beneficios de su utilización superaran a los costes de su determinación. Desgraciadamente, son difíciles de encontrar las técnicas que miden explícitamente los beneficios (y quizá también los costes) de la mejora de la información para la toma de decisiones. Por lo tanto, este cálculo ha de basarse en una evaluación subjetiva. Sin embargo, y afortunadamente, el coste de la tecnología de la información ha estado descendiendo tan rápidamente en los últimos años que técnicas y procedimientos que podrían haber sido considerados demasiado costosos en el pasado son ahora asequibles aún para las organizaciones más pequeñas.
Por esto, probablemente la decisión sea introducir más información para mejorar la planificación y el control debido a la reducción en el coste de su recogida, procesamiento y disposición. Sin embargo, en general se cumplirá que, el obtener más información implica un coste marginal creciente al mismo tiempo que el valor marginal de la información es decreciente. Por ello, se llegaría a un punto en el que el coste de obtener más información sería mayor que el valor de la misma. Así, el punto en el que coste y valor de la información se igualasen sería el volumen de información óptimo.
5. La década de los ochenta o una década de crisis
Según Kaplan (1984) los cambios en el entorno competitivo de los años ochenta hicieron reexaminar la contabilidad de costes tradicional y los sistemas de control de gestión, ya que, las técnicas empleadas hasta entonces habían permanecido casi sin alteración desde 1925. A pesar del cambio en la naturaleza de las organizaciones y de la dimensión de la competencia, hasta los años ochenta no había habido innovación en el diseño e implementación de la contabilidad de costes ni de los sistemas de control de gestión.