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El tercer elemento observado en la retórica es la elocutio. Beris- táin (1992) la concibe como la manera en que se “pronuncia el discurso, dando a cada parte su propia importancia, y dando un empleo retórico a las palabras, frases y oraciones” (p. 158). La elocución concierne al estilo, a la corrección gramatical, la claridad y la elegancia, a través de los cuales se logra la persuasión de la audiencia. Sin embargo, tratándose, en este caso, de proporcionar una guía para la escritura de ensayos, se verá la elocutio solamente en función de la corrección sintáctica y la claridad proporcionada por la disposición lógica de las oraciones. Esta breve revisión de las partes esenciales de la composición, des- de el punto de vista de la retórica, servirá de base para enlazar los enfoques sobre los que se ha elaborado el manual. Ahora se procederá a perfilar el género que envuelve la clase de textos que se conocen como “ensayos”. El género argumentativo y las clases de textos Las nociones esenciales que serán expuestas en relación con el ensayo corresponden a la propuesta de Arenas Cruz (1997). Son dos los planteamientos fundamentales de este enfoque: primero, establece que éste es un tipo de texto dentro de un género que ella denomina “argumentativo”; en segundo lugar, define las características generales de los textos argumentativos a partir de los componentes textuales que comparten. Estas dos nociones permiten vislumbrar el nicho literario al que pertenece esta clase de texto y apreciar los rasgos que lo definen. Para explicar la primera noción, el concepto de género argumenta- tivo, es preciso destacar su origen. Tradicionalmente se ha incursionado en el estudio de los textos desde dos puntos de vista: una tendencia analiza lo que se conoce como “los géneros clásicos”, éstos constituyen las categorías naturales, universales y transhistóricas, “los modos de representación básicos de la conciencia humana” (Arenas Cruz, 1997, p. 18), que se aprecian en la literatura épica, lírica o dramática; otra postura enfoca las obras literarias desde una perspectiva histórica, se ocupa de las producciones cultivadas en periodos precisos, que han obedecido a convenciones y procesos de cambio determinados culturalmente en diferentes etapas de la historia. A pesar de ser dos posturas distintas, existe ambigüedad en la denominación de algunas obras, la cual se debe al empleo del término “género” para clasificar las formas variadas de textos estudiadas bajo cada uno de los dos enfoques. El camino de Arenas Cruz para describir la particularidad del ensayo, como texto autónomo, es conjugar las dos tradiciones de acercamiento al estudio de los textos. De entrada, toma los tres grupos clásicos, a los que suma la argumentación, para contar con cuatro grandes categorías, bajo las cuales sea factible colocar las numerosas clases de textos identificados en la histo18