más que humo. Hay muchos instintos que deben ser reprimidos porque están descompuestos, podridos.
Henry se equivoca al despreciar a D. H. Lawrence por hundirse en una miseria innecesaria. Lo primero
que harían June y Henry sería iniciarnos en la pobreza, el hambre, los harapos, simplemente para compartir sus sufrimientos. Esa es la mejor manera de disfrutar de la vida: dejar que te fustigue. Conquistando la
miseria creamos una independencia futura consistente en ser como ellos nunca sabrán. Cuando te retires
del Banco, cariño, conoceremos una libertad que ellos no han conocido jamás. Estoy un poco harta de este
revolcarse en el dolor típicamente ruso. El dolor es para superarlo, no para revolcarse en él.
»He venido a recuperar la fuerza y lo estoy consiguiendo ya. Estoy luchando. Esta mañana he visto las
siluetas jóvenes, altas y gruesas de los esquiadores, con sus pesadas botas, y sus andares lentos y conquistadores, fueron como una inyección de energía. La derrota no es más que una fase para mí. Debo conquistar, vivir.
Perdóname por lo que te hago sufrir. Al menos no serán sufrimientos inútiles.»
Permanezco en la cama, medio dormida, haciéndome la muerta. Esta fortaleza de calma que levanto contra la invasión de ideas, contra la fiebre es como el plumón. Duermo envuelta en plumón y las ideas intentan abrirse paso hacia mí, insistentemente. Yo quiero comprender, despacio. Y empiezo: June, has destruido la realidad. Tus mentiras no son mentiras para ti, son situaciones que quieres vivir. Has hecho mayores esfuerzos que ninguno de nosotros para realizar tus ilusiones. Cuando le dijiste a tu marido que
había muerto tu madre, que no conociste a tu padre, que eras hija ilegítima, es porque querías partir de
cero, comenzar sin raíces, zambullirte en la invención...
Pretendo iluminar el caos de June no con la mente directa de un hombre sino con toda la destreza y rodeos
propios de una mujer.
«A June se le saltaban las lágrimas al hablar de tu generosidad», dijo Henry, y me di cuenta de que la
amaba por ello. En su novela está claro que la generosidad de June no iba dirigida hacia él –lo torturaba
constantemente– sino hacia Jean, porque estaba obsesionada con Jean. Y, ¿qué le hace a Henry? Lo humilla, le hace pasar hambre, atenta contra su salud, lo atormenta... y él se enriquece; escribe el libro.
Herir y ser consciente de que se hiere, saber que es una necesidad, lo encuentro intolerable. No tengo la
valentía de June. Lucho por evitarle a Hugo toda humillación.