HENRY & JUNE - ANAïS NIN | Page 109

La Habana, mientras intercambiábamos cartas de amor, me gustaba Ramiro Collazo. Si Henry supiera que me encantan los besos de Allendy, y si Allendy supiera cómo deseo vivir con Henry... Allendy cree que mi vida con Henry, la vida inferior, no es sincera, real ni duradera, mientras que yo sé que encajo perfectamente. «Has atravesado experiencias sombrías, pero estoy convencido de que te has mantenido pura –dice–. Son curiosidades temporales, un ansia de experiencia.» De cualquier experiencia en que participe, salgo siempre incólume. Todo el mundo cree en mi sinceridad y en mi pureza, incluso Henry. Allendy quiere que considere mi amor por Henry como una excursión literaria o dramática y mi amor por él como una expresión de mi verdadero yo, mientras que yo creo que es exactamente lo contrario. Pertenezco a Henry, en cuerpo y alma; Allendy es mi «experiencia». Constantemente suena la música en nuestra nueva radio. Hugo la escucha mientras contempla beatíficamente los beneficios de la ayuda de Allendy. El locutor habla en una lengua extraña desde Budapest. Pienso en las mentiras que le he contado a Allendy y me pregunto por qué miento. Por ejemplo, me preocupan desmesuradamente los problemas que tiene Henry con la vista. Si se volviera ciego como Joyce, ¿qué sería de él? «Debería entregarle todo, irme a vivir con él y cuidarlo», me digo a mí misma. Cuando le cuento a Allendy mi temor, exagero el peligro que corre Henry. Una tarde con Henry. Empieza diciéndome que nuestra conversación de la otra noche fue la más profunda e íntima que hemos tenido, que lo ha cambiado, le ha dado fuerza. –Ahora veo que huir de June no es solución. Siempre he huido de las mujeres. Hoy creo que quiero en g&V