Entre la expectativa y el deseo , el deseo es el más importante . Aunque la expectativa sea grande , si no existe deseo no vamos a iniciar las actividades necesarias para conseguir un objetivo . Aunque , si el deseo existe , cuanto mayores sean las expectativas más probable será que intentemos satisfacer ese deseo .
Para que nuestro deseo se convierta en un objetivo tenemos que comprometernos con ese deseo . Para ello , el deseo y las expectativas tienen que ser altas . Si no nos comprometemos con un deseo , este puede ser favorable pero no tanto como para intentar conseguirlo .
El compromiso es el asiento del deseo y de alguna forma el seguro de su permanecía : la resiliencia de su existencia .
Tanto los deseos como las expectativas van a condicionar el grado de preparación motivacional , tanto si nos comprometemos como si no nos comprometemos . Para llegar a comprometernos , el nivel del deseo y el de las expectativas deben superar un umbral . Si alguno de los dos no supera ese umbral , el deseo no se va a convertir en un objetivo .
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