Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 87
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cieron la legislación antiterrorista (decretos legislativos 25475, 25499, 25659,
25744) sin contemplar el respeto de garantías mínimas al debido proceso.
Asimismo, se encargó de extender, a través de la promulgación de varios decretos
leyes, las prerrogativas militares, ampliando su poder en las zonas de emergencia
y en la actividad contrasubversiva. De este modo, se amplió la discrecionalidad
de las fuerzas del orden, en una evidente disminución de los controles democráticos
de sus acciones contra subversivas. Simultáneamente, continuaron las graves
violaciones de los derechos humanos perpetradas por diversos agentes estatales,
entre ellos, el escuadrón de la muerte denominado Grupo Colina (como casos
emblemáticos podemos citar los de Barrios Altos y el de La Cantuta) en opera-
ciones realizadas desde inicios de los noventa. Aprovechando las amplias atri-
buciones permitidas por la ley, el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) empezó
a planear y ejecutar operaciones especiales de inteligencia por cuenta propia,
utilizando para ello personal de unidades operativas de las Fuerzas Armadas
como si fuera personal a su disposición.
El asesinato de la dirigente popular María Elena Moyano perpetrado por el
PCP-SL representó una situación límite. De un lado, refrendó el grado de crueldad
de que era capaz el PCP-SL; de otro lado, puso en evidencia la vulnerabilidad de
las organizaciones populares que se enfrentaban al senderismo en los años 90. La
organización de Guzmán Reinoso intensificó su ofensiva contra la capital con nu-
merosos atentados terroristas; el más grave de ellos fue la explosión, en julio de
1992, de un coche bomba de alto poder destructivo en el jirón Tarata, en el distrito
de Miraflores que causó la muerte de 25 personas y más de 150 heridos. Al profun-
dizar su actividad terrorista, la dirección del PCP-SL consideraba la posibilidad de
una intervención de los Estados Unidos y la consiguiente transformación del con-
flicto en una guerra de liberación nacional.
En este contexto de crisis extrema, los policías de los grupos especiales de la
DINCOTE sorprendieron al país con la sucesión de una serie de capturas de altos
dirigentes subversivos que constituyeron un aporte fundamental para conseguir
la derrota estratégica de la subversión y el terrorismo. Entre ellas, destacan la
captura de Víctor Polay Campos por la Brigada Especial de Detectives (BREDET)
y la de Abimael Guzmán Reinoso por el GEIN.
D ECLIVE DE LA ACCIÓN SUBVERSIVA, AUTORITARISMO Y CORRUPCIÓN (SEPTIEMBRE DE 1992 - NOVIEMBRE
DE 2000 )
El escenario posterior a la captura de Abimael Guzmán y de otros importantes
dirigentes estuvo marcado por la derrota del PCP-SL, iniciada tres años antes cuan-
do fue expulsado de varias de sus zonas de tradicional influencia por la acción de
las fuerzas del orden y de los comités de autodefensa. La falta de una conducción
nacional que cubriera el vacío provocado por la captura de Guzmán se hizo
evidente en la disminución de acciones terroristas. El principal objetivo de la
organización en esta fase fue, inicialmente, presentar la imagen de no haber sido
afectados mientras que se concentraban en campañas como la de «salvar la vida
del presidente Gonzalo».