Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 60

47 sivo. Algunas de estas prácticas se generalizaron y constituyen crímenes de lesa humanidad, infracciones al Derecho Internacional Humanitario y violaciones al orden constitucional y legal del Estado Peruano. A partir de 1985 se observa un descenso de la intensidad del conflicto armado interno acompañado por una disminución relativa de los crímenes y violaciones de los derechos humanos cometidos por agentes del Estado. Entre 1985 y 1989, ante la persistencia de la subversión y su afincamiento en otras regiones, los agen- tes del Estado encargados de la lucha contrasubversiva realizaron una evaluación de su desempeño y diseñaron una nueva estrategia que buscaba combatir en for- ma más directa y focalizada a la subversión armada. Para ello, se puso mayor énfasis en la recopilación de información de inteligencia sobre las organizaciones subversivas, lo que dio lugar a operativos de eliminación más selectiva de presun- tos miembros de las organizaciones subversivas y a la incorporación más activa del campesinado organizado en rondas de autodefensa en la lucha contrasubversiva. La actuación de grupos como los comités de autodefensa que, aunque no eran agentes del Estado, actuaban bajo su dirección o cuando menos bajo su aquiescen- cia, produjo una significativa cantidad de violaciones de los derechos humanos. Lo mismo puede decirse de grupos paramilitares cuyo ejemplo más conocido fue el mal denominado Comando «Rodrigo Franco». Como resultado de los cambios estratégicos de la segunda etapa, se observa una disminución relativa y absoluta de los casos de ejecuciones arbitrarias (respec- to de 1983-1985); sin embargo, aumentan los casos de desaparición forzada de personas, especialmente a partir de 1989 hasta 1992. El cambio de estrategia está también relacionado con los nuevos escenarios del conflicto, abiertos por el proce- der de las organizaciones subversivas, especialmente en las zonas urbanas donde los operativos de eliminación de presuntos subversivos se realizaban de manera más encubierta a través del recurso a la desaparición forzada. Esta práctica tam- bién está asociada a la tortura como método de obtención de información sobre los planes y la composición de las organizaciones subversivas. Uno de los hitos culminantes de esta etapa fue la captura de los principales líderes de las organizaciones subversivas, entre ellos el jefe máximo del PCP-SL, Abimael Guzmán Reinoso, en septiembre de 1992, como resultado de tácticas de inteligencia aplicadas por la Policía Nacional. Dicha captura desembocó luego en la capitulación estratégica del líder senderista, la desmoralización de muchos de sus seguidores y el éxito cuantitativo de estrategias de desarme de personas pre- suntamente vinculadas a la subversión a través del mecanismo del «arrepentimien- to» legalmente reconocido. La tercera etapa en la lucha contrasubversiva de los agentes del Estado estuvo caracterizada, pues, por un incremento sustancial de los detenidos como presun- tos subversivos y la disminución de los casos de ejecuciones arbitrarias y desapa- riciones forzadas, aunque aumentó notoriamente el número de casos de violación al debido proceso de los detenidos. La información obtenida en la captura de los principales dirigentes subversi- vos, así como la proporcionada por los miembros de dichas organizaciones que se acogieron a las leyes de «arrepentimiento» dictadas por el gobierno del ex presi-