Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 340

7 8 Fujimori dio a conocer a la opinión pública, previamente, dos cartas de Guzmán proponiendo un acuerdo de paz, el1 y 8 de octubre, a pocos días del referéndum. En agosto de 1994, por ejemplo, cuando Pérez de Cuellar iniciaba su campaña electoral al frente de UPP, el Presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Nicolás Hermoza Ríos, asegura- ba que el terrorismo estaba vencido en un 95% y que sólo faltaba capturar a algunos cabecillas sin base de apoyo. 327 Debe señalarse que, en vísperas del referéndum sobre la aprobación de la Constitución de 1993, el gobierno organizó el traslado de dirigentes senderistas de distintos penales del país para que se realizara una sesión de 17 miembros del Comité Central del PCP-SL en la Base naval del Callao. El fin era que Guzmán los persuadiera de adoptar la nueva línea política que él proponía. 7 Las reuniones sostenidas por los mismos desde el 8 de octubre tuvieron éxito. El 28 de octubre, a tres días del referéndum, el gobierno dio a conocer una carta suscrita por Osmán Morote, Martha Huatay, Rosa Angélica Salas y María Pantoja que respaldaba la iniciativa asumida por Guzmán e Iparraguirre de solicitar «conversaciones para llegar a un Acuerdo de Paz, cuya aplicación conduzca a concluir la guerra que por más de trece años vive el país, petición que hacemos nuestra y reiteramos». Fue Vladimiro Montesinos quien tuvo a su cargo la conducción de las conver- saciones y tratos con Guzmán e Iparraguirre y demás dirigentes senderistas, en tanto «interlocutor académico». Éstas estuvieron dominadas por intereses circunstanciales del gobierno y se disiparon hacia 1995. El gobierno no afrontó la posibilidad de acabar el problema de la subversión tan seriamente como pregonaba. En términos estrictos, la política de pacificación consistió en mantener en prisión a la mayor cantidad posible de subversivos bajo condiciones extremas en penales de máxima seguridad y en reducir al aisla- miento a los núcleos armados. La propuesta de acuerdo de paz hecha por Guzmán y la dirigencia senderista brindó réditos políticos a Fujimori y rebajó la tensión en los penales, pero no liquidó a la organización. En definitiva, aunque no lograra la firma de un acuerdo con el gobierno, el PCP-SL sí logró dos objetivos importan- tes: primero, que no se matara a Guzmán, su mayor preocupación, y, segundo, reconstruir el «Partido» y difundir la nueva línea política y directivas gracias a las reuniones de cúpula que Montesinos organizó. En efecto, Guzmán salvó una estructura organizativa que tiene como base las prisiones. Adicionalmente, Guzmán e Iparraguirre señalan como resultados de las negociaciones desarrolladas durante esos meses que se introdujeron algunos cambios en el régimen carcelario de los senderistas, «y cierto margen para que se reunieran en los demás penales». A ellos, el «interlocutor», es decir Montesinos, les llevaba periódicos y revistas cuando iba a verlos y los dejaba ver noticieros de la televisión. Asimismo, se les permitió reunirse para «trabajar juntos unas horas durante el día» una historia del PCP-SL, para lo que se les otorgó acceso al archivo de documentos partidarios que les había incautado la DINCOTE y a textos de su biblioteca. A pesar del evidente declive en las acciones subversivas, resaltado por la mis- ma propaganda oficial, 8 el régimen no disminuyó el número de zonas de emer- gencia sino que mantuvo un esquema de contrasubversión sin subversión. En efecto, hacia mediados de 1995 se contabilizaba un aproximado de 68 provincias