Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 332
V IOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS TRAS El GOLPE DE E STADO
Poniendo en práctica la noción de «estrategia integral», el gobierno extendió las
operaciones contrasubversivas a ciertos espacios en los que hasta entonces había
restricciones. Las cárceles y las universidades públicas fueron dos de los espacios
prioritarios considerados por las Fuerzas Armadas como «reductos» subversi-
vos. Ello era cierto en lo que concierne a las cárceles, que llegaron a funcionar
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Algunos miembros de las Fuerzas Policiales afirman que el general de división EP Nicolás Hermoza
Ríos sostenía que recién cuando él se hizo cargo del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas a
fines de 1991 se empezó a trasladar la nueva estrategia a la policía.
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de propalar la noticia del éxito policial sin esperar el aval o autorización del
gobierno.
La captura de Guzmán sin una coordinación política suscitó el encono del
gobierno hacia las unidades policiales involucradas. Se ha señalado ya que meses
después diversos miembros de la DINCOTE fueron destinados a otras unidades
y labores. En 1993 el gobierno desarticuló varios de los grupos especiales de la
DINCOTE. En especial desaparecieron el GEIN (DIVICOTE-1), que en el mo-
mento de la captura de Guzmán contaba con 80 agentes.
El gobierno insistía, en cambio, en dar poderes al SIN en materia
contrasubversiva. Lo había hecho antes de la captura de Guzmán con un conjunto
de decretos para la «pacificación nacional». A través del decreto ley 25635, publica-
do el 23 de julio de 1992, se otorgó plenos poderes al SIN alegando la necesidad de
centralizar la inteligencia para combatir a la subversión. Dicho decreto creó formal-
mente el Sistema Nacional de Inteligencia (SINA) y colocó al SIN como su órgano
rector. Esta norma proporcionaba amplias atribuciones al SIN y lo ponía bajo la
responsabilidad directa del Presidente de la República, sin dar lugar a algún tipo
de control ministerial, judicial o parlamentario. Asimismo, le otorgaba facultades
para establecer su propio presupuesto y sus planes de operaciones, manteniendo
todo esto clasificado como secreto. Las nuevas atribuciones del SIN no excluían
claramente que, además de coordinar y controlar a los servicios de inteligencia
militares, efectuara sus propias operaciones encubiertas de seguridad contra agen-
tes encubiertos del enemigo; es decir, operaciones de contrainteligencia.
El poder de Montesinos —y, por tanto, del SIN— se consolidó luego del frustra-
do intento de golpe militar contra Fujimori encabezado por el general en situación
de retiro Salinas Sedó, llevado a cabo el 13 de noviembre —cuando faltaban nueve
días para los comicios del CCD—. Montesinos tuvo así una oportunidad ideal para
demostrar a Fujimori la eficacia del SIN y convencerlo de la necesidad de ampliar
su poder y sus recursos. Una consecuencia práctica de esto fue la decisión de cam-
biar a algunos de los mejores policías de la DINCOTE para asegurar la centraliza-
ción del trabajo, información y, por tanto, poder en el SIN. Otro elemento que
permitió a Montesinos apuntalar su primacía fue la relación que consolidó con
representantes de la CIA. Potenciado, el SIN se encargó también de la construcción
y difusión pública de una versión oficial 4 de la «pacificación».