Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 327
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Desde el inicio del gobierno, Vladimiro Montesinos había buscado forjarse
una base propia de poder desde el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). Ésta
era la instancia adecuada para extender su influencia y poder hacia las Fuerzas
Armadas. Montesinos se convirtió pronto en el jefe real del SIN, a cuya cabeza
colocó al general Julio Salazar Monroe, militar dispuesto a aceptar sus condicio-
nes. Convertido en el único asesor del Presidente en asuntos militares y de inte-
ligencia, Montesinos hizo cambios decisivos en el Ejército hasta el 5 de abril de
1992: pasó al retiro o envió a puestos burocráticos a oficiales apegados a la
institucionalidad y puso en sus lugares a otros que consideraba más obsecuentes.
Paralelamente, organizó una red propia de espionaje en el Ejército que tuvo un
efecto disuasivo a la vez que extendía su influencia en el Poder Judicial y en el
Ministerio Público o fiscalía.
Desde junio de 1991, Montesinos tomó a su cargo la elaboración de los decre-
tos legislativos sobre pacificación que serían emitidos en noviembre. Éstos res-
pondían a algunas exigencias de la estrategia contrasubversiva de las Fuerzas
Armadas; pero, sobre todo, a los intereses del propio jefe real del SIN. Montesinos
convenció a Fujimori de que una eficiente estrategia contrasubversiva requería un
aparato de Inteligencia que le permitiera llegar a los lugares más remotos. Por
ello, parte de su propuesta, no contemplada como tal en el plan político-militar,
consistió en elevar la categoría del SIN dentro de la comunidad de Inteligencia de
tal manera que se le permitiese concentrar y controlar las actividades y presu-
puesto de los servicios de inteligencia militares y policiales. En diciembre, en
medio del declarado antagonismo entre el Ejecutivo y el Legislativo, Montesinos
dio un golpe decisivo al colocar como Comandante General del Ejército al gene-
ral Nicolás Hermoza Ríos, quien avaló las intenciones del asesor incluyendo el
golpe de Estado planificado para el siguiente año.
En los últimos días del plazo que se le concedió para legislar, el gobierno hizo
públicos 120 decretos, 35 de los cuales correspondían al tema de pacificación y
disponían grandes transformaciones de las instancias estatales vinculadas con la
seguridad. El decreto legislativo 743 —Ley de Sistema de Defensa Nacional—
creaba una nueva estructura de defensa. Entre los cambios más importantes, dis-
ponía que los comandantes generales y el presidente del Comando Conjunto fue-
ran nombrados directamente por el Presidente de la República y por el tiempo
que éste juzgara conveniente. Asimismo, creaba el Comando Operativo del Fren-
te Interno (COFI) bajo la jefatura del presidente del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas e integrado por un Estado Mayor, conformado exclusivamente
por miembros de las Fuerzas Armadas y Policiales, sin un responsable político
(artículo 26). El decreto legislativo 746 —Ley de Sistema de Inteligencia Nacio-
nal— otorgaba al SIN amplios poderes y obligaba a organismos públicos y priva-
dos a proporcionarle la información que requiriese, bajo responsabilidad penal
en caso de incumplimiento. Creaba también órganos de inteligencia en ministe-
rios y organismos públicos que responderían, directa y exclusivamente, al SIN; y
confería a su presupuesto el carácter de secreto. En tercer lugar, el decreto legisla-
tivo 749 ampliaba las prerrogativas de los comandos político-militares en las zo-
nas de emergencia. Establecía que dichos comandos, en su facultad para conducir
las acciones de desarrollo en la zona bajo su jurisdicción, contarían con los recur-